El ser humano se ha convertido, desde hace muchísimos siglos, en la especie colonizadora por excelencia del planeta Tierra. El constante crecimiento de nuestra población mundial se ha hecho necesariamente a costa de la invasión continuada de los espacios naturales, a los que hemos llenado de cultivos y zonas urbanizadas.
¿Cómo se adaptan los animales silvestres a la vida en las ciudades?

Una de las tantas consecuencias de la urbanización del entorno natural ha sido que muchas especies de animales silvestres han tenido que adaptarse a esta realidad modificando sus hábitos y costumbres naturales, para así sobrevivir a este complejo escenario. De algunos de estos cambios te contaremos a continuación.
Los animales “urbanitas”
“ Urbanitas” es uno de los términos populares (y también empleado por los científicos) para nombrar a las especies que se han adaptado perfectamente a la vida en la ciudad, y que incluso muchas veces sacan provecho de ello.
Según algunos estudios, la mayoría de los cambios que se observan en esos animales están relacionados con la manera de buscar sus alimentos; la manera en que se comunican entre sí al estar constantemente en un ambiente mucho más ruidoso y desapacible que el medio natural; y también la forma en que modifican su conducta ante la interacción obligatoria con los seres humanos.
Animales que se adaptan al medio urbano

En el último caso que mencionábamos anteriormente, es decir, la interacción con los humanos, muchas especies han mostrado una adaptabilidad casi perfecta a la presencia humana en sus cercanías, siendo el caso más típico el de las palomas. Al ser por lo general alimentadas directamente por seres humanos, estas se muestran normalmente bastante seguras y en ocasiones hasta algo atrevidas en su comportamiento, lo cual llega a ser molesto en muchos de los grandes núcleos urbanos.
Otro ejemplo que se ha estudiado es el de los mirlos, los cuales se ha visto que han sido capaces de reducir considerablemente lo que se conoce como su distancia de fuga, es decir, la distancia mínima a la que normalmente se acercarían a otras especies potencialmente enemigas si se encontraran en el medio natural. En este sentido, quizás la especie “urbanita” por excelencia sea el gorrión común.

Entre los mamíferos también se pueden destacar por ejemplo los osos, los zorros o los coyotes, que en Norteamérica, por ejemplo, han modificado sus horarios normales de actividad para evitar coincidir con los humanos, aunque algunos más valientes no dudan en interactuar directamente.
En cuanto al problema del ruido, los animales silvestres que habitan estas "selvas de hormigón" y que emplean el sonido como medio de comunicación principal (mayormente aves), tienden a alterar la duración, la frecuencia y/o la intensidad de sus cantos o emisiones para evitar así las interferencias acústicas urbanas, que muchas veces son de frecuencias relativamente bajas. El exceso de luminosidad por otro lado también puede provocar alteraciones en los horarios naturales para el canto.
La búsqueda de alimentos

Por último, no podían faltar las modificaciones conductuales en la búsqueda de alimentos y el tipo de alimentos que consumen las especies silvestres. En las urbes, muchas especies incorporan a su dieta alimentos de fácil acceso y que son inexistentes en la naturaleza. Los mismos pueden estar en la basura, en las calles o ser donados por las personas. Al no tener que dedicar tanto tiempo a la búsqueda y captura de alimentos, se desarrollan en ciertas especies, como los monos, hábitos sedentarios que inducen a un incremento exagerado de su densidad, llegando a convertirse en muchos casos en plagas.
¿Qué otros comportamientos interesantes que hayan desarrollado las especies silvestres para adaptarse a los entornos urbanos conoces? ¿Quieres conocer algunas curiosidades sobre los animales?







