En los últimos tiempos, las investigaciones sobre nuestros antepasados han arrojado la posibilidad de que, después de que la rama evolutiva humana se separara de la de los primates mayores, se haya producido una diversificación en la alimentación y, por tanto, en la sensibilidad a los sabores, especialmente aquella relacionada con los productos que contenían almidón. Veamos c ómo evolucionó la dieta y el gusto en nuestros ancestros, incluyendo a las otras razas de homínidos, los neandertales y los denisovanos.
¿Cómo evolucionó la dieta y el gusto en nuestros ancestros?

Neandertales, denisovanos y hombres modernos

Aunque somos los únicos humanos en la actualidad, es bueno decir que en otra época vagaban por el planeta diferentes homínidos, como el neandertal, el denisovano y el Homo sapiens. Estas tres ramas se cruzan en algún momento, como bien muestran los genes
Los expertos, que se han dedicado a analizar dichos genes, han encontrado que el humano moderno digiere mucho mejor los alimentos que contienen almidón que nuestros ancestros. Sin embargo, no se sabe mucho sobre los hábitos alimenticios de los neandertales y el H ombre de Denisovan, algo que podría arrojar luz sobre la evolución humana.
Lo que muestran los genes

Dos estudios genéticos se han hecho sobre los antepasados del hombre: primero, del genoma de una mujer neandertal de una caverna siberiana; segundo, de una jovencita denisoviana encontrada en el mismo sitio. Como resultado se obtuvo que, definitivamente, hubo cruzamientos entre estos dos grupos y el de los Homo sapiens.
Otro aspecto confirmado es el hecho de que una diversificación de la dieta por estos homínidos ―como consecuencia de cocinar los alimentos, haber cultivado plantas y domesticar animales―, favoreció su evolución en aspectos tan importantes como el tamaño de los cerebros.
Después de la separación de los primates mayores y los homínidos se produce una mutación de dos genes receptores del sabor amargo. No se sabe exactamente a qué sustancias respondían, pero por deducción deben ser productos presentes en la dieta de los monos y ausentes en la de los ancestros.
- Ver también: ¿Qué comían nuestros antepasados?
Genética de los músculos de la mandíbula y la saliva

En esta misma investigación sale a la luz que, después de la división de los primates mayores y los homínidos, se produjo una mutación del gen encargado de los músculos de la mandíbula. Por ello, tanto los humanos modernos como los ancestros extintos son tan débiles en esta área del cuerpo.
La hipótesis más extendida es que el gen se desactivó después de que el hombre comenzara a cocinar sus alimentos, pues la dieta era más fácil de mascar y menor la importancia de los músculos mandibulares.
En cuanto a la saliva, los científicos descubrieron que el ser humano posee tres veces más copias del gen asociado a la descomposición del almidón que los antepasados extintos. La mutación parece haberse producido hace alrededor de 60 000 años.
Si bien se considera que los homínidos debieron de haber comido grandes cantidades de raíces y tubérculos, muy ricos en dicha sustancia, las actuales investigaciones prueban que eran menos eficientes para digerirla que el hombre moderno.
La ciencia aún debe recorrer un gran trecho para establecer con exactitud c ómo evolucionó la dieta y el gusto en nuestros ancestros; sin embargo, ya están dados los primeros pasos. Esperemos que la secuenciación del genoma de estos grupos pueda arrojar más luz sobre el fascinante tema de la evolución humana.
- Ver también: 7 enigmas sobre nuestros ancestros









