La pequeña ciudad medieval de Saint Emilion, con sus angostas e inclinadas callejuelas, está ubicada a 35 kilómetros al noreste de Burdeos, en el Departamento de La Gironda, dentro de la región de Aquitania, al sudoeste de Francia. Es tanta su belleza y su historia que no pudo menos que declarársela Patrimonio de la Humanidad en el año 1999.
Ciudades medievales: Saint Emilion, Francia

Viñedos de Saint Emilion
Su acerbo vitivinícola se remonta a la época en la que los romanos plantaron allí las primeras vides en el siglo II antes de Cristo, con tan buen acierto que la excelente tierra de la región, ayudada por el clima excepcional, las hizo prosperar de una manera extraordinaria. Dentro de la zona productora de vino tinto de todo Burdeos, Saint Emilion es una de las más importantes, junto con Médoc, Pomerol y Graves.
Cuenta la historia que hacia el siglo VIII un monje celta benedictino llegó para instalarse en una ermita que había en el lugar. Él mismo comenzó a labrar la actual iglesia en la piedra arenisca, haciendo más alta la bóveda e instalando un baptisterio. Al fallecer en el año 76 es enterrado allí y sus sucesores decidieron entonces continuar con la enorme tarea emprendida. Ellos fueron los que decidieron darle un uso comercial a los vinos producidos y como el nombre de aquel ermitaño era Emilion así bautizaron el pueblo que se fue formando en torno al templo excavado en la montaña, sobre un semicírculo de colinas enfrentadas con el Río Dordoña.
Atractivos de Saint Emilion
Sobre un cerro que domina al río se alza, desde hace ya unos cinco mil años el monumento megalítico conocido como Menhir de Pierrefitte, con una fuente a sus pies a la que muchos llegan buscando el poder curativo de las aguas, a las que consideran milagrosas. Otros lugares importantes del entorno para visitar son el Castillo del Rey, la Iglesia Colegialle, el Palacio Cardenalicio, el Convento de los Cordeliers y las viejas murallas que rodean la ciudad.
Pasear por la villa o recorrer los viñedos, probar los exquisitos macarons hechos con pasta de almendras y recorrer las innumerables tiendas de vinos es algo que no tiene precio. Sí lo tiene un excelente restaurante que ostenta dos estrellas Michelin y en el cual se come de maravilla pero hay también varios pequeños establecimientos que ofrecen platos más sencillos aunque no por ello menos deliciosos. Saint Emilion es recomendable en todos los sentidos, tanto para visitar como para vacacionar, uno de esos rincones del mundo llenos de magia y con un encanto especial.
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