Científico dice que nuestras vidas dependen de la primera letra de nuestro nombre

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Que la primera letra de nuestro nombre puede afectar a nuestras vidas no es una novedad, pues será el nombre que nos acompañará para siempre. Pero... existe una gran diferencia entre los efectos lógicos del nombre, a lo que señala este especialista.

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¿Será que la primera letra de nuestro nombre realmente puede determinar cosas importantes como la ciudad en la que viviremos o la persona con la que formaremos una familia?

Las primeras letras de nuestros nombres, infiltradas en nuestras decisiones

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La teoría comienza en 2002 cuando el psicólogo  Brett Pelham publicó un artículo tratando de explicar la relación de nuestros nombres con el egoísmo implícito, una especie de tendencia que tenemos los seres humanos a centrar nuestras vidas sobre nosotros mismos.

En el artículo, una chica llamada Sussy vende caracolas a la orilla del mar. Lo que hace esta chica no es nada llamativo en el idioma español, pero la frase en inglés es bastante particular:  Why Susie Sells Seashells by the Seashore. El título del artículo del doctor Pelham hace referencia a una supuesta tendencia de las personas a dedicarse a profesiones que comiencen con la misma letra que sus nombres o apellidos

En el caso del psicólogo Pelham la regla también se cumple, aunque existen muchos casos en los que no. De hecho, es probable que en casi todos los casos no se cumpla, porque la correlación estadística no indica que si te llamas Daniela serás dentista, sino que entre todas las dentistas habrán mas personas llamadas Daniela que en las otras profesiones.

La base de los estudios comienza con la investigación de otro psicólogo, llamado Jozef Nuttin, en 1985, en donde demostraba que al momento de elegir, las personas prefieren las letras y las palabras que comienzan con la primera letra de sus nombres. El efecto se conoce en la psicología como el efecto del nombre-letra, que incluso aparece en Wikipedia.

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Pero la investigación de B. Pelham fue mucho más allá. Mediante un estudio realizado en varias localidades, Pelham descubrió que en casi todas las ciudades estudiadas, los apellidos que comenzaban con la misma letra que la ciudad eran más frecuentes de lo que debían ser según las estadísticas. Teniendo en cuenta que nadie decide cuál será su apellido, Pelham afirma que las personas tienden a irse a vivir más a ciudades que comiencen con su misma letra.

Por otra parte, por si lo de las ciudades no fuera suficiente, Pelham decidió estudiar las profesiones de las personas respecto a sus nombres. Tomando bases de datos oficiales, descubrió que entre los dentistas, las personas llamadas  Denise, Dena, Denice, Denna, Dennis, Denis, DennyDenver estaban más representadas de lo esperable. Es decir, que había más cantidad de personas con esos nombres en esa profesión que en otras profesiones. Para el psicólogo, esto afirmaba de cierta forma que las personas eligen su profesión según la primera letra de su apellido

Por otra parte, en torno a los abogados ( lawyer, en inglés), pasaba lo mismo con las personas llamadas  Laura, Lauren, Laurie, Laverne, Lawrence, Larry, Lance y Laurence. Parece que las personas, además de elegir el lugar en donde viven, también eligen sus profesiones según su nombre... 

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Pero no se termina acá: el investigador Pelham también estudió la cantidad de nombres con G y con T entre los geocientíficos. La estadística marcaba que ambos nombres debían de encontrarse en cantidades similares, pues es lo que sucede con la población en general. Pero, nuevamente, los nombres con G fueron más comunes entre ellos. 

En tanto a las ferreterías ( hardware store, en inglés) los nombres con H eran mucho más comunes que los nombres con R, aunque en lo que refiere a las casas de venta de techos ( roofings, en inglés) los nombres con R superaban a los nombres con H.

¿Será también otra casualidad o estaremos ante un curioso fenómeno real

La explicación de Pelham: el egoísmo implícito

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Después de tanta evidencia empírica sobre la aparente relación de la profesión o las ciudades en donde vivimos con la primera letra de nuestro nombre, probablemente también te hayas asombrado. Pero para el doctor Pelham, este fenómeno tiene una  explicación científica.

Pelham asegura que las personas tenemos una especie de egoísmo, llamado egoísmo implícito, que nos lleva a tomar decisiones eligiendo siempre las cosas que nos parecen más familiares, como si quisiéramos estar siempre en una zona de confort. Este fenómeno sería el que nos podría llevar a vivir en ciudades con nuestras letras, e incluso elegir profesiones en base a ello o a la persona con la que formaremos una familia, en casos más extremos.

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Pelham también advierte que esto no quiere decir que lo hacemos de manera consciente. No habrán personas que digan «bien, como me llamo Guadalupe me iré a vivir a Guadalajara», pero las asociaciones positivas inconscientes que su cerebro generó en torno a su nombre podrían influir de cierta forma en la decisión que tome, sobre todo si debe elegir entre una cantidad limitada de opciones.

Realmente la hipótesis se sigue viendo dudosa, pero los resultados parecen afirmarla. ¿Se tratará simplemente de una rareza estadística o el doctor Pelham está en lo cierto?

¿Será que de verdad habrán mas psicólogos que empiecen con la letra P que con la letra D, o más dentistas que empiecen con la letra D que con la P? ¿ Donald Trump debería dedicarse a vender donas? ¿Cómo logró entonces, Barack Hussein Obama, con ese segundo nombre tan particular, que el pueblo lo eligiera como presidente de los Estados Unidos?

¿Qué opinas sobre las polémicas afirmaciones de los estudios del doctor Brett Pelham? ¿Crees que realmente el egoísmo implícito estará haciendo que nuestras decisiones se basen en las letras de nuestros nombres

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