¿Has oído hablar alguna vez del monumental Castillo de Malbork? Se trata del castillo más grande del mundo construido en ladrillo de estilo gótico, lo que lo convierte en una impresionante construcción entre roja y anaranjada fácilmente reconocible desde las aguas del río Nogat en Malbork, Polonia.
Castillo de Malbork: historia detrás de los ladrillos

De todos modos, no son sólo ladrillos lo que caracterizan a esta edificación. También es famoso por ser un ejemplo de fortaleza medieval, pues ha sido construido por la Orden Teutónica durante su mandato en Prusia allá por el año 1274.
A lo largo de su existencia, el Castillo de Malbork fue sede de la Orden Teutónica, escenario de intercambio comercial entre barcos y barcazas que llegaban desde el río Vístula y el Mar Báltico, fue residencia de los reyes polacos y lugar estratégico para el ejército durante la época napoleónica. Su peor momento llegó durante la Segunda Guerra Mundial, quedando prácticamente destruido, aunque unos años antes Adolfo Hitler también lo había ocupado para utilizarlo como destino de peregrinación anual de la organización Juventud Hitleriana.
Cuando el conflicto mundial finalizó, en 1945, el castillo quedó en manos de Polonia. Años más tarde, en 1959, un incendio acabó con lo poco que quedaba de esta imponente construcción, aunque a partir de la década del 60 se realizó un proceso de restauración que volvió a dar vida a este castillo que fue testigo de cientos de años de historia. Lo único que todavía queda en ruinas es su catedral.
Hoy en día es una de las principales atracciones de Polonia. Así que si estás de vacaciones en Polonia, no te pierdas la experiencia de hacer un recorrido por este asombroso castillo. En su interior, además, posee restaurantes, tiendas de recuerdos y un museo que – junto con el propio castillo – fueron catalogados como Patrimonio de la Humanidad en 1997.










