Castelgandolfo y la residencia del Papa

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A tan solo unos 40 minutos de Roma (aproximadamente 20 km), podremos encontrar la pequeña población de Castelgandolfo, un tranquilo pueblito del Lacio italiano recostado sobre las aguas del lago Albano, que, pese a su tamaño, cada estío se convierte en el centro de atención de Italia y de todo el mundo católico, pues en el antiquísimo palacio de Castelgandolfo se ubica la residencia veraniega del Sumo Pontífice católico.

Al mejor estilo romano de pasar el domingo en el campo, también el Vicario de Roma se toma sus descansos, y Castelgandolfo es su lugar preferido para evadir el sofocante calor que suele afectar la Ciudad Eterna.

De esta forma, no es raro apreciar una tumultuosa multitud en una mañana matinal, pues seguramente se trata de un conjunto de fieles en espera del tradicional saludo que efectúa el Papa cuando termina de dar misa en la población.

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Arquitectura e historia

Además de la atracción que puede constituir ver al Papa y su protocolar cortejo, el mismo conjunto palaciego de Castelgandolfo es de un gran interés para los amantes de la arquitectura y la historia, pues más allá de los que muchos pueden creer, este castillo posee una antigüedad de siglos y siglos.

Su construcción se basa en la antigua y esplendida villa romana de Albanum Domitianim, una famosa residencia que el emperador Domiciano levantara entre los años 81 y 96. Tras un continuo olvido por sus sucesores, la villa volvería a poblarse alrededor del año 1200, cuando la familia genovesa de los Gandolfo construyera el castillo encima de la colina que domina el lago.

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Aunque la huella papal quedaría grabada a mediados del siglo XVI, con la reconstrucción que mandara hacer al arquitecto Carlo Maderno el papa urbano VIII, momento en el cual se realizó la célebre fachada barroca que actualmente constituye uno de los marcos obligados para fotografiarse en Castelgandolfo.

Rélax a orillas del lago

Pero además del conjunto palaciego, la residencia de Catselgandolfo cuenta con el Observatorio Vaticano y unos extensos jardines rodeados por imponentes murallas que dan al recinto un aspecto de fortaleza. Y no pienses que Castelgandolfo es siempre un ir y venir de multitud de turistas que escogen la localidad par una excursión de un día, pues normalmente suele ser una población muy apacible, ideal para recorrer a pie y dar un paseo a orillas del lago.

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Aunque muchos piensan que su vista conlleva más tiempo de viaje que cosas para ver, Castelgandolfo es en realidad el lugar perfecto para conocer un poco mas de la intrincada historia del Vaticano y sobre las confabulaciones y complots a los que siempre han sido muy dados los Príncipes de la Iglesia.

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