Byung-Chul Han: ¿el consumismo nos hace libres?

Muchas veces tenemos la sensación (y, en mi opinión, no estamos equivocados) de que el mundo cambia demasiado rápido, a tal punto que no alcanzamos a reflexionar acerca de los impactos que nuestras conductas tienen sobre nosotros mismos y la sociedad. Es por esto que necesitamos más filósofos como Byung-Chul Han, quien explora la sociedad contemporánea y las nuevas tecnologías.

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Han nació en Seúl, Corea del Sur, en 1959. Estudió metalurgia en su país natal, aunque esta no sería su profesión definitiva. En la década de los 80 se mudó a Alemania, donde estudió filosofía, literatura alemana y teología cristiana. En la actualidad, da clases en la Universidad de Artes de Berlín y tiene en su haber 16 (sí, 16) libros de su autoría.

Nos autoexplotamos

Imagen thinkstock

Pero vayamos a su obra. Han cree que vivimos en lo que describe como la sociedad de la autoexplotación. Es decir, superamos el estadio planteado por la teoría marxista, según la cual había un sujeto explotador y otro explotado. Ahora el asunto es todavía más complejo: las personas se han convertido en explotadoras de sí mismas.

Esto es así porque vivimos en la época de la productividad. Cada vez queremos ser más productivos, por lo que nos volvemos nuestros propios jefes. Y esto no solo se reduce al trabajo. Queremos tener carreras exitosas, sí, pero también queremos ser saludables, tener un cuerpo esbelto, estudiar, aprender un instrumento y juntarnos con nuestros amigos (y, obviamente, pretendemos lograrlo todo al mismo tiempo).

Todos los aspectos anteriores (que, en teoría, son muy saludables) se ven opacados por una excesiva autoexigencia. Queremos cumplir todos estos requisitos al mismo tiempo, pues los necesitamos para ser felices.

No sabemos qué es lo que queremos

Montaña de celulares
Montaña de celulares
Imagen Shutterstock

Pero ¿para qué trabajamos tanto? Cosas. Queremos cosas, ya que estas nos darán la tan ansiada felicidad, ¿o no? Bueno, lamento decirte (aunque tal vez ya lo intuías) que Han opina lo contrario.

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Nuestra dificultad para ser felices en la actualidad radica, según Han, en el hecho de que no somos capaces de ver cuáles son nuestras necesidades. Creemos que necesitamos ropa nueva, pero en realidad no la necesitamos, necesitamos consumir.

El consumo no nos hace libres, sino todo lo contrario

Shopping
Shopping
Imagen Shutterstock

Creemos que al consumir estamos haciendo uso de nuestra libertad. Trabajo para ganarme mi dinero y, por lo tanto, puedo hacer lo que quiera con él, ¿no? Sin embargo, para Han no consumimos porque somos libres, sino todo lo contrario: es el consumo el que nos esclaviza. Trabajamos más y más para cubrir necesidades que no son reales. Este filósofo interpreta al consumo como una compulsión y afirma: « La libertad es lo opuesto a la compulsión».

No obstante, y como dice el refrán popular, sarna con gusto no pica. Y ahí está el problema. No percibimos que somos esclavos del sistema y, por lo tanto, no nos rebelamos contra él. No en vano Han colocó la famosa frase de la artista Jenny Holzer al comienzo de uno de sus libros « Protégeme de lo que quiero». Es algo así como lo que Aldous Huxley planteaba en su novela Un mundo feliz: es lo que nos gusta, y no el miedo, lo que terminará alienándonos.

Pero ¿qué podemos hacer?

¿No hay una salida posible? Sí, claro que la hay. Implica, en primer lugar, que comencemos a tomar consciencia de que nos estamos autoexplotando. Vivimos en una sociedad de alto rendimiento, y ciertamente todos estamos viendo las consecuencias que, por ejemplo, el estrés tiene en nuestra salud.

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Y, en segundo lugar, para poder ser finalmente libres, primero necesitamos reconocer y admitir que no somos libres en esta sociedad de consumo. No compro porque quiero, no compro porque lo necesito o me hace feliz, compro porque me hicieron creer que necesito algo. Solo así podremos, finalmente, ser libres del consumismo y de nosotros mismos.