Burkina Faso, la tierra de la dignidad

Burkina Faso, que significa Tierra de Dignidad, es un bello país del continente africano. Su ciudad capital es Ouagadougou, fundada en el siglo XI y que ahora cuenta con aeropuerto internacional; situada sobre una amplia meseta fue creciendo en los alrededores del Palacio Imperial de Mogho Naaba, en el que cada viernes por la tarde hay una ceremonia donde podremos conocer al actual rey del pueblo mossi.

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Ocupación francesa y pueblos originarios

En la antigüedad vivían en la zona tribus nómadas dedicadas al pastoreo que, con el correr del tiempo, se sedentarizaron y constituyeron poblados; en los últimos años del siglo XIX la región fue ocupada por los franceses que la bautizaron como Alto Volta. Casi un siglo más tarde se independizaron tomando el nombre actual.

En los últimos años se ha insertado en el mercado turístico internacional gracias a su importante Festival de Cine y Televisión y al Salón Internacional de Artesanía.

El país es esencialmente agrícola (siendo el algodón el mayor producto de exportación) y sólo un bajo porcentaje de sus habitantes vive en las ciudades, pero éstas se están desarrollando a un ritmo vertiginoso.

Su idioma oficial es el francés aunque la mayoría no lo habla, hay 60 diferentes etnias y cada una maneja su propio lenguaje; el mossi, junto con el dioula y foulfoudé son los más conocidos por todos.

Importantes museos y un gran mercado

Al igual que en toda esa franja tropical del planeta la tierra es rojiza, arcillosa; las casas parecen surgir del mismo suelo pues, construidas con adobe, son de idéntico color; pueblos aislados con muchos niños que realizan varias tareas desde pequeños, ayudan en las labores domésticas, en los cultivos, y llevan a los animales a las zonas de pastoreo, pero están siempre de buen humor y sus grandes y blanquísimos dientes se muestran en las radiantes sonrisas que nos brindan.

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En Ouagadougou están el Museo Nacional con su exposición permanente de máscaras tribales, instrumentos musicales, cestería y objetos de cerámica; el Grand Marche ( Gran Mercado) en el que encontramos todos los productos imaginables (y de todas partes del mundo) y el Museo de la Música.

Burkina Faso no tiene costas, ni circuitos de turismo masivo, no cuenta con petróleo ni con grandes monumentos, aunque sí atrapa, porque es el África primitiva, la que aún no se ha contaminado con el occidentalismo.

Aquí muchos grupos étnicos distintos conviven pacíficamente, sin prisa alguna, haciendo uso racional de la naturaleza que los rodea. La cultura y las tradiciones son transmitidas de boca en boca y de generación en generación. Un pueblo amable que parece querer decirnos que vivir de manera sencilla también trae la felicidad. 

¿Les gustaría visitar Burkina Faso? ¿Cuál creen que es su característica más bella?