Brujas, los encantos europeos de la ciudad.
Para llegar a esta ciudad podemos aterrizar en un avión en el aeropuerto Internacional de Bruselas (capital de Bélgica) y trasladarnos en auto o en tren hasta Brujas. Las redes de comunicación en esta parte de Europa están excesivamente desarrolladas.
Brujas es una ciudad relativamente pequeña, por lo que recomiendo recorrerla caminando o en bicicleta (se alquilan mucho y hay muchas facilidades para andar y para dejarlas cuando queremos entrar a un café o un museo) Brujas tiene canales por los que también se puede navegar tomando un barco en alguna de las cinco estaciones ubicadas en el centro.
Precisamente por los canales observaremos puentes antiguos y una arquitectura simple y atractiva a la vez. Además conoceremos los principales edificios de la ciudad y recorreremos el corazón de la ciudad. Viajar por estos canales durante media hora os costará alrededor de 6 euros.
Un interesante paseo con un perfil algo más natural y menos citadino es el viaje al lago Minnewater ubicado al sur de la ciudad. Este lago también es conocido como el lago del amor y su paisaje íntimo y dramático a la vez le brinda dispersión y tranquilidad a los habitantes de Brujas. También en la ciudad tenemos bastantes zonas verdes con hermosos árboles y caminos, así como esculturas puestas como adornos a la naturaleza.
La actividad cultural es muy importante en esta pequeña ciudad europea. Los museos siempre son buenos paseos y la música clásica gana las calles y las iglesias durante el Festival de Flandes en el verano. Pero para los que busquen menos arte y más diversión, la noche de Brujas re regala a los jóvenes madrugadas llenas de música y discotecas que continúan vibrando hasta bien entrada la mañana.
Los albergues para mochileros y los hostales para jóvenes están muy bien ubicados y ofrecen muy buenas comodidades. Los hoteles también abundan, por lo que no encontrarais problemas a la hora de alojarse.
En lo que respecta al clima de esta ciudad la primavera y el otoño son las mejores estaciones para conocerla pues las lluvias no son comunes como en el verano y las temperaturas son muy agradables.
En lo que respecta al trato con los flamencos (así se les llama a los habitantes de esta región belga) lo mejor es hablarles en inglés pues tienen cierto rechazo al francés y no suelen dominar otros idiomas. Las propinas no son necesarias habitualmente y tampoco es común el regateo de precios. Si necesitáis ayuda o información no dudes en pedirla pues siempre te será dada.
Los precios en Brujas son como en toda Bélgica bastante moderados para los que es el turista europeo y como siempre son más altos en comparación para los turistas latinoamericanos.
Si lo que tienes es ganas de recorrer Europa, Brujas es siempre una buena parada. Esta pequeña ciudad conserva el encanto del pequeño pueblo belga y ofrece todas las facilidades y la diversión que el visitante busca.