Bariloche y la hermosura del Nahuel Huapi

Ubicada en el noroeste de la Patagonia, junto al Lago Nahuel Huapi y al pie del Cerro Catedral, la hermosa ciudad argentina de Bariloche combina en su arquitectura chalets de teja típicos con otros del estilo más severo de la Bauhaus, recuerdo de la corriente migratoria alemana de la zona.

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En ella encontraremos restaurantes suizos, fábricas de chocolate, telesillas y la pasión (trasladada a América) por los deportes alpinos.

Los primeros pobladores de Bariloche

Uno de los primeros habitantes de la zona no fue europeo sino un norteamericano oriundo de Texas que respondía al nombre de Jarred Jones. Él y John Crockett (descendiente del legendario David) llegaron a la Argentina en el año 1885 con la esperanza de perpetuar en las nuevas tierras la vida de cowboy que tanto amaban y que ya estaba desapareciendo en su país.

Trabajaron algún tiempo con ganado hasta que Jones adquirió una propiedad que limitaba con la zona noroeste del lago. Allí abrió una tienda que se convirtió con el tiempo en lugar obligado de reunión para los visitantes de habla inglesa.

Cuentan que siempre se podía encontrar en ella una mesa para ocho personas preparada, número ideal para llevar adelante una partida de póquer. Entre los que llegaron a disfrutar de la hospitalidad del local se hallan Butch Cassidy y su amigo Sundance Kid con su compañera Etta.

Nahuel Huapi, símbolo de la zona

Hacia 1903 los atractivos espectaculares de la región empujaron al perito naturalista y explorador Francisco Pascasio Moreno a ceder un parte de sus propias tierras para que fueran preservadas creándose en ellas un parque protegido. Así fue que en el año 1934 nace oficialmente el Parque Nacional Nahuel Huapi.

El nombre, en lengua de los moradores nativos, hace alusión a los tigres, pero no hay tales en el lugar aunque sí pumas, también llamados “leones americanos”. Otros representantes de la fauna autóctona son los guanacos, de aspecto similar al de las llamas y “pudúes”, los ciervos más pequeños del mundo.

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La vegetación fluctúa entre matorrales y bosques, hay densas matas de coihues y de lenga, pero destacan entre todos la bellísima corteza color canela de los arrayanes y las altas figuras de los alerces.

Hacia el norte el terreno se vuelve extravagante. Una empinada orilla fluvial conocida como Valle Encantado, irrumpe con cortaduras rocosas sorprendentes, las esculturas naturales reciben nombres que no dejan lugar a ninguna duda sobre lo que semejan: “Cresta de gallo”, “Sirena”, “Dedo de Dios”.

Toda la belleza de la Tierra se ha reunido en Bariloche, donde el confort de la ciudad y la agreste naturaleza nos permitirán pasar las mejores vacaciones.

¿Te gustaría probar el famoso chocolate de Bariloche? ¿Te gustan los destinos de invierno?

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