En la Región de los Pirineos Centrales, dentro del Departamento de Lot, en Francia (a 448 kilómetros de su ciudad capital, París), formando parte del Cantón de Saint-Céré se encuentra uno de los pueblos más hermosos de toda Europa: Autoire. Este pueblo se encuentra a una altitud de entre 130 y 400 metros sobre el nivel del mar y con apenas algo más de siete kilómetros cuadrados de superficie. El Aeropuerto de Brive-Vallée de la Dordogne está a 33 kilómetros.
Autoire, uno de los pueblos más hermosos de Europa


Una región histórica
Antiguamente formó parte de la región histórica de Quercy y sus calles y edificios conservan los parámetros arquitectónicos de aquella época; dos elegantes mansiones se destacan del resto, la de Laroque-Delprat y la de Busquelles. El bello pueblo está ubicado a la entrada de un círculo de altos acantilados rocosos y el paisaje que se observa a su alrededor es espectacular. Cerca de la Iglesia de Saint Pierre hay una terraza desde la que se ve el Molino de Limargue y las montañas al suroeste, todo un espectáculo visual.
Otro recuerdo de tan lejano pasado es el Dolmen de la Pierre Martine, que queda a sólo 22 kilómetros, declarado monumento histórico a fines del siglo XIX, una mesa de origen calcáreo de siete metros de largo que pesa cerca de veinte toneladas y oscila sobre sus soportes a la menor presión de una mano.
Cuevas y ríos subterráneos
A poco más de cinco kilómetros se encuentra la Gouffre de Padirac, o Sima de Padirac, una cueva formada por el río subterráneo del mismo nombre que, a una profundidad de alrededor de cien metros, puede ser recorrida en barca. En Padirac conoceremos, además, un estupendo mirador desde el que se puede contemplar al pueblo desde otro ángulo y por un corto sendero podremos acceder al sitio en el que nace una imponente cascada de treinta metros de altura. A diecisiete kilómetros se halla el Bosque de la Pannonie y a casi seis la Isla de Escouanes.
Autoire, con sus innumerables torres, tejados coloridos y claras fachadas es una mezcla de lujo y sencillez, aunque parezcan cosas opuestas, hay que conocer este pueblo para darse cuenta de que es en verdad así.
Los restaurantes disponen sus mesas en la calle y se come con tranquilidad, disfrutando del entorno, la comida y los vinos son exquisitos, la gente es amable y nos parece haber vuelto al pasado aún estando en el siglo XXI.
¿Qué les parece Autoire? ¿Querrían visitar este bello sitio?







