Arlés, la elegida de Van Gogh

La ciudad de Arlés se encuentra ubicada en el Departamento de Bocas del Ródano en el sur de Francia. Su tamaño es mayor que el de París, pero esto ocurre no debido a su centro poblado sino a que en ella el Río Ródano se divide formando un delta, región que recibe el nombre de La Camargue y amplía sus límites hasta medir casi 800 kilómetros cuadrados. Esta ciudad que fue elegida y elogiada por Van Gogh tiene un sinfín de lugares hermosos que conocer. 

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La era romana

Los griegos fundaron Arlés en el siglo VI a.C., bautizándola Theline; luego llegaron los celtas que la llamaron Arelate, y posteriormente los romanos, quienes levantaron en ella un anfiteatro, un teatro, un arco de triunfo, galerías subterráneas y un foro.

La ciudad fue rodeada de murallas y construyeron un gran canal que la conectaba directamente con el Mar Mediterráneo. A todo ese despliegue de esplendor el Emperador Constantino el Grande le añadió, además, baños termales.

En el año 1981, 7 de esos monumentos fueron declarados Patrimonio de la Humanidad:

  • Las Arenas de Arlés, un anfiteatro de forma elíptica con una longitud máxima de 136 metros.
  • El Teatro Antiguo, donde en las primeras excavaciones arqueológicas se encontró la bella estatua de la Venus de Arlés que se exhibe en el Louvre.
  • Los Criptopórticos, que conforman el subsuelo del Foro
  • Las Termas de Constantino
  • Los Alyscamps, necrópolis usada hasta la Edad Media.
  • La Iglesia de San Trófimo, de estilo románico
  • El Museo Arlaten que guarda mucho material de la historia y el arte de la ciudad.

Las pinturas de Van Gogh

De esa época de comercio tan próspero se recuperaron balanzas, ánforas y cientos de objetos más que se exponen orgullosamente en el museo, y se conservan además la Puerta de Augusto ( Porte de la Redoute) y los restos del primer puente romano que datan del siglo I.

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El edificio de mayor tamaño era el circo, construido en el siglo II, en el que se celebraban carreras de caballos, hoy queda muy poco de él, algunas gradas y parte del subsuelo. De la Edad Media podemos visitar el Palacio de los Podestá, del siglo XIII y la Torre de l’Ecorchoir del siglo XIV.

En las cercanías se alza la Abadía de Montmajour, del siglo X, perteneciente a la orden benedictina. Pero a pesar de aquel pasado grandioso y dinámico, hacia fines del siglo XIX Arlés era tan sólo una ciudad apacible y tranquila.

Es entonces que llega hasta ella el pintor Vincent van Gogh y plasma en sus pinturas esos maravillosos paisajes provenzales que bordean el Ródano y parte de la noche citadina. Como él, encontraremos irresistible esa paz y esa belleza que nos ofrece y disfrutaremos muchísimo de nuestra estadía, sin duda alguna.

¿Visitarían Arlés? ¿Qué opinan de la ciudad?