Es imposible no ver series de televisión, porque siempre encontramos una que vaya con nuestros intereses y necesidades. Hace muchas décadas que numerosos personajes nos cautivan con su encanto, valentía o incluso otras características no tan positivas. Entre ellos hay algunos que sufren de enfermedades mentales y en algunos episodios el tema se trata ampliamente o incluso forma parte fundamental de la trama. La forma en que se habla sobre este asunto no es siempre la correcta, cómo podemos analizar.
Algunos problemas que tiene la televisión a la hora de mostrar las enfermedades mentales

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Según las series, la locura lleva a la genialidad
Primero que nada, hay una mala representación de estas personas. La búsqueda por lograr que al artista o genio sea alguien con una lucha interna, que sufre, lleva a que se vea ligado a los desórdenes mentales. La protagonista de Bones, por ejemplo, claramente tiene Asperger, ligado al trastorno del espectro autista, que además la convierte en alguien con problemas para relacionarse socialmente. Hay otros casos como Mr. Robot o Sherlock, donde esa forma de evitar el contacto humano es parte integral del genio. Son brillantes, pero es porque tienen una enfermedad mental, el resto de las personas no pueden serlo.
Resaltan el elemento criminal

En los últimos tiempos hemos visto varias series donde los protagonistas son personas con desórdenes mentales y también criminales. Es el caso de Hannibal o Dexter, resaltando también que generalmente son hombres. Esto lleva a la confusión generalizada de que los crímenes violentos son causado por problemas mentales en la mayoría de las ocasiones, cuando en realidad no es así.
Llevan a desconfiar de los profesionales de la salud mental

Los psiquiatras son vistos en la mayoría de los casos como malas personas, que solo intentan medicar al paciente. Lo cierto es que la visión generalizada en la televisión y las películas lleva a que las personas no busquen ayuda, aunque la precisen. El miedo a ser solamente medicado y perder la personalidad es algo que aumentó con las series de televisión, aunque no lo creas. Aunque debemos estar conscientes de los peligros farmacéuticos del tema, no es motivo para no ir a terapia o buscar la ayuda de un profesional.
Crean excusas para malos comportamientos
Ejemplos como Dr. House o Dexter nos hacen ver que está bien tratar mal a las personas o tener un mal comportamiento, basándonos en la existencia de un desorden mental. En el caso de las mujeres, muchas veces una personalidad fuera de lo común se asocia con algún tipo de problema, lo que lleva a la idea de que para cruzar líneas y ser diferente es necesario tener algún tipo de desorden.
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Muestran recuperaciones milagrosas

Generalmente, al final del episodio se muestra que el protagonista está totalmente curado, llevando una vida completamente normal, como si nada hubiera pasado. La realidad es un poco más complicada: la enfermedad permanece por algún tiempo y aún cuando la persona se recuperó, necesita tratamiento y un seguimiento a futuro. Sucede lo mismo en las series donde se habla sobre trastornos como la Anorexia o la Bulimia ( Full House, Pretty Little Liars), suelen curarse de un momento al otro, a veces en un solo episodio y nunca más se habla del tema. El asunto no es tan fácil, ¿por qué no se nombra en momentos posteriores?
De todas maneras, esto no significa que las personas no se recuperen o vivan mejor. Simplemente tarda un poco, es trabajoso y es parte de ellos. Pueden llevar una vida normal y feliz, pero no por eso se olvidarán completamente de todo de un día al otro.
No hacen diagnósticos precisos
Cuando vemos a una persona de la televisión con un desorden mental, generalmente no se dice específicamente que es lo que tiene. No se nombra bipolaridad, ansiedad, depresión o cualquier otra cosa, sino que se trata de dejar amplio el espectro para poder mostrar todo tipo de síntomas sin ahondar demasiado en la pertinencia de ellos. Cada persona es diferente, los síntomas no son los mismos y cada uno responde a algo, no puede mezclarse todo en una misma bolsa.
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