Es la base de la internet: los gatitos y los cachorros son tiernos. De hecho, prácticamente cualquier animal pequeño es increíblemente adorable. No importa qué parte del mundo visites, es difícil encontrar a alguien que no se derrita ante la imagen de un animal bebé. Si lo encuentras, ¡felicitaciones! Has llegado a la maravillosa tierra de Oz, ahora ayuda al Hombre de Hojalata a conseguir ese corazón.
«¡Ahhhh!»: La ciencia nos da la receta para la ternura

La ternura, entonces, trasciende culturas, lo que nos lleva a hacernos la siguiente pregunta: ¿por qué los animales bebés nos generan esta reacción? Resulta que hay una respuesta muy sensata y la explicamos a continuación.
El porqué

Hay dos teorías predominantes sobre el porqué de este fenómeno. Ambas lo plantean como una cuestión de evolución. La primera es que los animales pequeños nos generan ternura porque tienen similitudes con los bebés humanos. Y, desde el punto de vista evolutivo, nos conviene que los bebés nos generen ternura así tenemos un incentivo para querer cuidarlos.
La segunda teoría es que esta ternura nos permite generar un vínculo con los animales. En algún punto de nuestra evolución, establecer este vínculo habría sido ventajoso, aunque no queda claro en qué manera nos podría haber ayudado.
- Ver también: «9 datos sobre los bebés que seguro no conocías»
La receta

Ahora, es verdad que si nos alejamos de los animales más «tradicionales» (como gatos o perros) empiezan verse algunas diferencias respecto a cuáles son consideradas «tiernos» y cuáles no. ¿Se puede, entonces, encontrar una «receta» para la ternura? Esto es lo que intentó el etólogo Konrad Lorenz en 1943.
¿Recuerdas esas escenas de Shreck en que el Gato con Botas usa sus « ojos tiernos»? La gente de DreamWorks le dio la razón a Lorenz ya que, según su teoría, los ojos grandes son uno de los aspectos que nos suelen generar ternura.
Siguiendo su « receta», otros de los aspectos que nos provocan ternura son: una cara y un cuerpo cuerpo regordete con extremidades cortas y gruesas, boca y nariz pequeñas y una cabeza grande y redondeada. Mira todas las tiernas fotos que hemos incluido en este artículo y dinos si no se cumplen todas estas características.
- Ver también: «¿Qué animal es más adorable?»
¡Es tan lindo que me lo comería!

Esto es algo que solemos decir cuando una imagen nos genera ternura, pero… ¿por qué nos querríamos comer una tierna foca bebé? ¿Qué somos? ¿Salvajes?
Para nada, de hecho, rara vez alguien cumple con esta amenaza. De la misma forma, por lo general, sabemos cómo contenernos ante las ganas inexplicables de apretar algo tierno hasta la asfixia.
Pero ¿por qué nos sucede esto?

Dos psicólogas de la Universidad de Yale se propusieron responder esta pregunta con un estudio en el que todos nosotros querríamos participar. Juntaron un grupo de participantes a los que se les mostró una serie de fotografías de animales «tiernos», «graciosos» o «normales». A cada individuo se le proporcionó un poco de envoltura plástica de burbujas.
Quienes vieron las fotos de animales «tiernos» explotaron muchísimas más burbujas que quienes vieron los animales «graciosos» o «normales». Personalmente, yo habría explotado todas las burbujas sin importar las imágenes.
De todas formas, este estudio parece demostrar la existencia de algo que todos alguna vez sentimos: la « agresión por ternura». La razón de este fenómeno no está del todo clara, aunque podría deberse a un intento de contrarrestar las emociones positivas extremas causadas por esos tiernos ojitos.
- También te puede interesar: «¡Alerta de ternura! Mira a estos pescadores rescatar a dos gatitos perdidos en el río»









