Adiós al último dictador uruguayo: la muerte del "Goyo" Álvarez y su rol en el periodo más oscuro de nuestro país

La dictadura uruguaya es un período difícil de olvidar, que nos marcó profundamente como nación. Todos los que vivieron en esa época la sufrieron a su manera: la represión llegaba a todos los hogares, y el miedo y la violencia omnipresentes impedían la libre expresión.

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El 28 de diciembre de 2016, falleció Gregorio Álvarez, uno de los rostros más asociados a ese período de miedo, violencia, represión y horror. Álvarez murió a los 91 años, tras estar internado en el Hospital Militar desde el 14 de diciembre.

Fue el último presidente de facto del gobierno cívico militar que dio el golpe de Estado en 1973. Su gobierno se caracterizó por la represión de activistas políticos en el país y en Argentina, y por delitos de lesa humanidad en cuarteles y bases clandestinas.

Hacía 10 años que estaba preso por graves violaciones a los derechos humanos y falleció a causa de una falla cardíaca.

12 años de tormento

Gregorio Álvarez, más conocido como “El Goyo”, ejerció la Presidencia de la República de manera ilegítima desde 1981 a 1985, sin el apoyo unánime de los demás militares y sin ser elegido por la ciudadanía.

Fue uno de los responsables del golpe militar de 1973 y de la dictadura que oscureció al país durante 12 años.

Su carrera hacia el poder

De familia de militares, Álvarez inició su carrera militar en 1940, se graduó como Oficial del Regimiento de Caballería en 1946 y lo integró hasta 1959. Luego ascendió al grado de General en 1971 y al poco tiempo lo designaron Jefe del Estado Mayor Conjunto (Esmaco), que se encargaba de la lucha contra la guerrilla tupamara.

Álvarez fue escalando posiciones hasta lograr comandar la división del Ejército en el departamento de Lavalleja y luego la comandancia del ejército.

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Su "apogeo"

Álvarez fue una de las figuras más temidas de ese período y mostró que no sentía el menor pudor ni remordimiento, al ordenar la persecución de cientos de civiles.

Pero Álvarez no solo se limitaba a dar órdenes, era una figura que disfrutaba de ejercer el poder y la violencia, y humillaba a los detenidos sin culpa alguna.

Bajo su mandato fueron detenidos grandes líderes políticos de Uruguay, como Jorge Batlle, Líber Seregni y Wilson Ferreira Aldunate.

Condenado por sus acciones

En octubre de 2009 fue sentenciado a 25 años de prisión por homicidio muy especialmente agravado de 37 desaparecidos.

En octubre de este año, la Fiscalía de Roma solicitó que 30 jefes de estado (incluido Álvarez) y miembros de las juntas militares de seguridad de Bolivia, Chile, Perú y Uruguay, fueran condenados por la muerte de 23 ciudadanos de origen italiano, en el marco del Plan Cóndor.

Recordemos que el famoso Plan Cóndor consistió en una estrategia de coordinación y apoyo entre las dictaduras militares latinoamericanas para perseguir, detener, interrogar, asesinar y desaparecer a aquellas personas que eran consideradas subversivas para los regímenes.

Para muchos, no obstante, la prisión no fue un castigo suficiente para uno de los principales represores de nuestro país.

Más allá de estas consideraciones, la muerte de Gregorio Álvarez nos sirve para valorar y celebrar la democracia, así como el hecho de haber podido salir del período más oscuro de nuestro país, haciendo valer nuestras opiniones y nuestros derechos, y honrando a quienes murieron por oponerse a la injusticia y defender sus ideales.