A 25 años del Hubble ¿cuál será el próximo gran descubrimiento espacial desde el espacio?

Los telescopios espaciales no son tan nuevos como pudiera creerse. A fin de cuentas, en su versión más básica, no son más que un satélite artificial al que se le ha montado un telescopio. Pero un telescopio espacial del futuro podría llevar a descubrir si hay vida fuera de la Tierra.

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La carrera espacial de los telescopios

Imagen Thinkstock

El primer lanzamiento exitoso de un telescopio espacial ocurrió en diciembre de 1968, cuando la NASA puso en órbita el OAO-2 (Orbiting Astronomical Observatory). El OAO-1 había sido enviado al espacio en abril de 1966, pero la misión fracasó. El OAO-2 operó hasta 1973 y proporcionó un buen cúmulo de información sobre las novas.

Otro de sus aportes fue el descubrimiento de que los cometas viajan con una aureola de hidrógeno de varios miles de kilómetros a su alrededor. En medio de la batalla espacial de la guerra fría, en abril de 1971 los soviéticos lanzaron la Salyuz 1, que fue la primera estación espacial de la historia.

A bordo de la Salyuz 1 iba el Orion 1, que se convirtió en el primer telescopio en ser operado por un humano desde el espacio. El cosmonauta Víktor Patsáyev, operador de Orion 1, fue así el primer astrónomo «extraterrestre».

Las ventajas de observar desde el espacio

Imagen Wikimedia Commons

Observar desde el espacio es costoso, pero vale la pena. Las lentes del telescopio espacial se desembarazan de las interferencias de visibilidad y de las distorsiones de imagen que sufren los telescopios de tierra por culpa de la atmósfera. Igualmente, hay cosas que solo pueden observarse situándose más allá de la atmósfera, ya que esta absorbe varios tipos de radiaciones.

Por ejemplo, los rayos X que emiten los cuerpos celestes solo pueden captarse desde el espacio exterior porque si entran a la atmósfera, esta los absorbe. Igual ocurre con las radiaciones infrarroja y ultravioleta. Además, los telescopios terrestres deben situarse lejos de las grandes ciudades para evitar la contaminación lumínica.

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En contraste, los telescopios espaciales son costosos de poner en el espacio y deben arreglárselas para mandar buenas fotos girando a 28.000 kilómetros por hora. Además, los telescopios espaciales son muy difíciles de mantener y su vida útil suele ser corta en comparación con otros objetos espaciales. Solo imagina cómo quedarían tus anteojos después de vagar algunos meses por el espacio.

La hora de Hubble

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Finalizado el programa OAO, los estadounidenses decidieron que la próxima apuesta debía ser mayor, con telescopios con lentes que no se midieran en centímetros sino en metros. Invitaron a la Agencia Espacial Europea para compartir costos y tecnología y el 24 de abril de 1990 el principal «pasajero» del vuelo del transbordador espacial Discovery fue el telescopio espacial Hubble.

Fue nombrado en honor del estadounidense Edwin Hobble, el astrónomo que descubrió que el universo se extendía más allá de la Vía Láctea. Antes de él se creía que todo el universo era nuestra galaxia y ahora el conteo de galaxias, siempre en aumento, ya va por el orden de los billones.

La característica más importante del telescopio espacial Hubble es su espejo primario de 2,4 metros de diámetro. Además, el Hubble puede recibir visitas para «limpiar la cristalería», reparar instrumentos e instalar otros nuevos, por lo que, a diferencia de otros observatorios espaciales del pasado, este se mantiene al corriente de las novedades tecnológicas.

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Tampoco es que las visitas sean demasiado frecuentes; la última, de 5 que van a la fecha, se realizó hace 6 años. Sería demasiado largo enumerar los hallazgos del Hubble; baste con mencionar que reveló la existencia de la energía oscura y que es el gran descubridor de galaxias.

Un telescopio para descubrir vida extraterrestre

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El Hubble no tiene una fecha de cierre establecida, pero ya la NASA está trabajando en el próximo gran telescopio espacial. Sera el James Webb, que se estima poner en órbita en 2018. Tendrá unas notables diferencias con el Hubble.

Su espejo principal será de 6,5 metros y no estará a 560 kilómetros de altura como el Hubble, sino a 1,5 millones de kilómetros, aunque trabajará exclusivamente con los infrarrojos.

A esa privilegiada altura de observación, se cree que podrá echarle un vistazo a las primeras galaxias que surgieron después del Big Bang. Luego vendrá otro, en torno a 2030, que quizá pueda descubrir a algún pariente que podamos tener en el vasto universo.

¿Conocías estas historias sobre los telescopios? ¿Qué te han parecido?