A veces detestamos la época en la que vivimos, pero más bien tendríamos que estar agradecidos. Mira como crecían los chicos romanos.
7 razones por las que seguro no querrías haber crecido en la antigua Roma

1. Niños repudiados
El hombre de la casa o padre de familia tenía una total autoridad en temas familiares. Podía rechazar y expulsar del seno de la familia a un recién nacido si no estaba seguro sobre su origen o por cualquier otra razón. Tradicionalmente, la partera colocaba al bebé a los pies del padre de familia; si este lo recogía, significaba que era admitido.
2. Juguetes clásicos

Los niños romanos no tenían consolas de videojuegos. Las niñas tenían que conformarse con muñecas de trapo, madera o cerámica. Las más adineradas podían disfrutar de una muñeca metálica de brazos articulados. Los chicos preferían los carros de caballos y las espadas de madera. Entre los jóvenes eran muy populares los juegos de dados.
3. Mascotas habituales

La literatura y las artes plásticas romanas muestran que la mascota más popular en la gran ciudad imperial era el perro. Las clases altas preferían las aves, que eran símbolo de estatus. Las serpientes también fueron empleadas como mascotas, aunque más como símbolo religioso.
4. Matrimonios infantiles
Los padres se apresuraban a casar a las niñas a los 12 años, para reducir el riesgo de una desgracia social por una pérdida de castidad. Algunas costumbres de las bodas romanas se han conservado, como el vestido blanco y llevar a la novia hasta el altar del templo.
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5. «Hacerse "hombre"»

A los 15 o 16 años, los chicos romanos abandonaban la toga « praetexta» y empezaban a vestir la toga «virilis», símbolo de virilidad. La llegada a la mayoría de edad era celebrada con una bacanal. Los jóvenes de familias acomodadas tenían sexo pre matrimonial gratuito con esclavas, mientras que los plebeyos recurrían a prostitutas. El adulterio masculino no era mal visto en Roma.
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6. Duro trabajo
En Roma, los hijos de las familias ricas se dedicaban a la política y el resto de los jóvenes tenían que apañarse como legionarios, cobradores de impuestos, secretarios, notarios, abogados y maestros, entre otros oficios, en dura competencia con los esclavos griegos, más baratos y mejor preparados. Al final, la opción más accesible era el ejército, ya que Roma siempre estaba peleando con alguien.
7. Lo difícil de conseguir apartamento
En su apogeo, la ciudad de Roma llegó a tener más de un millón de habitantes, una hazaña poblacional que solo se repetiría en Londres durante la Revolución Industrial, 1300 años después. Había edificios residenciales de hasta 9 plantas, pero conseguir, no ya un apartamento, sino un simple cuarto, era muy difícil. Muchas familias romanas vivían en una sola habitación.







