La antigua civilización romana es una de las más importantes en cuanto al legado que dejaron a la humanidad y no solo por sus avances en matemáticas, ingeniería y lenguaje, sino que también en las ciencias.
7 extraños y asquerosos tratamientos médicos utilizados en la antigua Roma

En la antigua Roma se presentaban varias de las enfermedades que siguen existiendo en el mundo moderno aunque los tratamientos utilizados eran bastante diferentes a los actuales siendo no solo extraños sino que también algo asquerosos. Nosotros te contamos los más sorprendentes.
7. Epilepsia

La epilepsia ya era reconocida como enfermedad hace miles de años, pero en vez de los medicamentos para prevenir convulsiones que usamos hoy, en la antigua Roma usaban un método digno de película de horror.
Beber sangre de gladiador era considerada una forma de curar la epilepsia, no sabemos qué tan bien funcionaba pero dudo bastante de su efectividad. Otra cura estaba en oler el trasero de una mujer justo después de dar a luz a un varón.
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6. Acné

El acné afecta a parte importante de las personas y los antiguos romanos tenían varios métodos para combatirlo y que iban desde el uso de carne de cocodrilo a baños con una mezcla de aceite y queso amargo.
Otros remedios consistían en frotarse hojas de mirra en la cara y si fallaba, pasar un paño húmedo sobre los granos mientras se observaba una estrella fugaz.
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5. Dolor de cabeza

Con tanta guerra y expansión, seguramente los romanos sufrían de dolores de cabeza y los remedios utilizados eran bastante interesantes. Entre los más divertidos estaba el rociar vino (en el que anteriormente fue sumergido un camaleón) sobre el craneo.
Un medicamento para las jaquecas era beber agua del mismo recipiente del que previamente haya bebido un buey o para dolores que no cedían atarse una especie de cintillo en la cabeza del cual colgaban los genitales de zorros.
4. Incontinencia urinaria

Orinarse encima no es nada agradable y si eso te ocurría en la antigua Roma el remedio lo hacía todavía peor. Un tratamiento muy efectivo para la incontinencia urinaria era sumergir la vejiga de una hiena en vino y luego comerla.
Otros remedios sugeridos eran consumir caballitos de mar asados o pasar un pequeño trozo de lino o papiro sobre los genitales lo que funcionaba aún mejor si después se le dejaba atado alrededor de las «partes nobles» y piernas.
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3. Gota

Esta dolorosa enfermedad autoinmune que afecta las articulaciones tenía un tratamiento bastante asqueroso. Quienes sufrían de gota buscaban alivio consumiendo una mezcla de mostaza, azafrán, grasa de cabra macho y excrementos de cabra hembra.
Por el lado de la moda el usar zapatos hechos con piel de castor ayudaba a prevenir dolores y en caso de emergencia la persona que estaba sufriendo de un ataque de gota podía aliviarse al ser tocado por una mujer que estuviese menstruando.
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2. Exceso de flatulencias

Un problema que muchas personas sufren y cuyo olor nos afecta a todos. Si un habitante de la antigua Roma presentaba flatulencias excesivas debía beber caldo de carne de un gallo viejo al que le añadía mucha sal.
Si el caldo normal no surtía efecto había que agregarle betún para zapatos y albahaca. En los casos más graves los olorosos romanos utilizaban un brebaje hecho con carne de castor con vinagre y aceite de rosas.
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1. Alivio para las nauseas

Los romanos tenían remedio para todo y por supuesto que las molestas nauseas no podían quedarse fuera. Para terminar con ellas recomendaban consumir hierba de poleo cocinada en vinagre.
Otra cura era beber leche humana una mujer que hubiese dado a luz un varón y le hubiese dejado de amamantar hace poco. Si todo fallaba estaba el remedio universal: Tomar vino.
Por suerte la medicina evolucionó mucho en los últimos siglos y las «curas» propuestas por los Romanos ya no son utilizadas para sanar enfermedades, ya que suponemos que perfectamente podían dejarte peor o causar aún más problemas de salud.
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