7 sorprendentes costumbres de 7 célebres personalidades de la historia, incluyendo tres famosos científicos.
7 asombrosas excentricidades de algunos famosos personajes de la historia

1. Los excrementos de Joseph Stalin

El líder soviético creía que la mejor manera de conocer a otra persona era a través de sus excrementos y la policía tenía todo un departamento dedicado al análisis de la caca de amigos y enemigos. El examen de heces que más le obsesionaba era el de Mao Tse Tung y cuando este visitó la URSS, Stalin hizo modificar el sistema de cañerías para tomar una muestra del popó del líder chino. El laboratorio de caca de Stalin fue cerrado por Nikita Khrushchev.
2. La persona de talla baja de Tycho Brahe

El astrónomo danés del siglo XVI, considerado el observador más importante del universo antes de la invención del telescopio, creía que las personas de talla baja tenían poderes sobrenaturales. Como la época se lo permitía, adquirió uno de nombre Jeep, al que siempre tenía acurrucado debajo de la mesa mientras comía. Brahe ponía al pequeño a leer los pensamientos de las personas y a predecir el futuro.
3. La brújula de Charles Dickens

El famoso escritor tenía varias excentricidades. Se miraba al espejo y se peinaba decenas de veces al día y reorganizaba diariamente el mobiliario de las habitaciones que utilizaba. Estaba obsesionado con el norte y siempre escribía situándose frente a ese punto cardinal, valiéndose de una brújula para posicionarse con toda precisión. También dormía de cara al norte.
4. Las empapadas de Ludwig van Beethoven
Antes de empezar a componer, el célebre músico se empapaba la cabeza, los brazos y las manos con agua fría hasta quedar casi totalmente mojado, en la creencia de que esto favorecía su creatividad. A veces había que avisarle que se detuviera porque se estaba filtrando demasiada agua por el piso hacia las habitaciones de la planta baja.
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5. El brazo de Stonewall Jackson

El general confederado siempre se movía con el brazo izquierdo levantado, se cree que para equilibrar su cuerpo, que al parecer era más pesado de uno de sus lados. En dos ocasiones fue herido en su brazo en alto, la segunda vez durante la Batalla de Chancellorsville, cuando en una misión nocturna fue tiroteado por sus propios hombres, quienes no le reconocieron. El brazo le fue amputado y poco después murió a consecuencia de las heridas y su miembro cortado se fue a la tumba con él.
6. Las perlas y el número 3 de Nikola Tesla
El brillante científico odiaba tanto las perlas, naturales o artificiales, que no se acercaba a las mujeres que las usaban y en una ocasión envió a casa a su secretaria por llevar un collar. También tenía una obsesión enfermiza con el número 3 y todo lo hacía en esa cantidad o sus múltiplos. Utilizaba 18 servilletas (3 más 3, por 3).
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7. La escalera personal de Henry Cavendish

El eminente químico del siglo XVIII que descubrió el hidrógeno y la composición del agua, era increíblemente tímido. Se comunicaba con sus criados mediante notas e hizo construir en la casa una segunda escalera para su uso personal.







