6 lecciones de vida que sólo un viaje te enseñará

Por muchos estudios que cursemos o vivencias familiares que experimentemos, los viajes simbolizan un nivel superior o, diríamos, diferente, en la escuela de la vida. La desenvoltura, una mente abierta, nuevos conocimientos o el respeto que impone viajar al extranjero son algunos desencadenantes de esas 6 lecciones de vida que sólo un viaje te enseñará.

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1. Iguales pero diferentes

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Cuando viajamos descubrimos que, al fin y al cabo, todos los seres humanos tenemos un mismo fin: la seguridad, necesidades fisiológicas como la comida o el dormir, la evolución y el beneficio de nuestra obra o trabajo. Poco después descubrimos que, lo interesante, es recubrir esas necesidades de aromas, costumbres y formas diferentes, desde dormir en el suelo como los japoneses hasta bailar durante cada segundo como los caribeños. La felicidad y el bienestar son el objetivo, el modo de llegar es diseñado a semejanza de la cultura.

2. Puedes hacer lo que te propongas

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Antes de partir, temíamos vernos solos en un país extranjero. A la vuelta, comprobamos que somos capaces de desenvolvernos solos al otro lado del mundo, algo que podremos trasladar a nuestra rutina con tal de enfocarla a alcanzar nuestros verdaderos objetivos y siendo más conscientes que nunca de nuestro propio poder para conseguir esas metas más allá de tópicos, refranes y libros tipo El Secreto.

3. Comunicarte

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Sí, a nivel práctico aprenderás muchos idiomas pero, antes de ello, seguro que en algún momento tuviste que comunicarte con alguien extranjero en pocas palabras o incluso empleando gestos. La comunicación es un factor que hemos olvidado o, quizás, mutado durante los últimos años debido a las nuevas tecnologías. Viajar al extranjero nos demuestra que la comunicación aún vive y es esencial para sobrevivir.

4. Valorar las cosas

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¿Tu también te has duchado con cubos de agua en Asia? ¿Has dormido en plena selva aterrado por la posible presencia de una serpiente? ¿Visto a esos niños que piden comida por las calles? Los viajes te sumergen en situaciones ciertamente amargas o molestas que te hacen pensar automáticamente en el confort de tu ciudad natal, en el amor de tu familia o el dinero de que dispones. A partir de entonces, posiblemente valorar lo esencial se convierta en tu particular filosofía de vida.

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5. Encuentra tu arte

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Antes de viajar seguramente hayamos estudiado una carrera que no nos interesaba tanto como pensábamos o, quizás, también circulábamos sin rumbo buscando nuestro propósito. Los viajes inspiran, y como tal, el arte suele emanar en forma de cuaderno de viaje, pinturas que brotan de forma inconsciente, descubrimos que somos mejores fotógrafos o los nuevos sabores locales despiertan a ese cocinero escondido. 

6. Adiós prejuicios

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Los telediarios o periódicos siempre se encargan de transmitir la peor imagen de ciertos lugares del mundo (tiroteos en Estados Unidos, venta de niños en India, crímenes en Sudamérica) que, si bien reflejan la realidad de un país, no se corresponde con sus entera imagen, pues siempre descubriremos que a pesar del ying, el yang de muchos continentes puede ser apasionante, no tan peligroso e igualmente disfrutable. Cuéntalo, pero que no te lo cuenten. 

Estas lecciones de vida que sólo un viaje te enseñará nos ayudarán a cambiar la imagen que el mundo o los medios de comunicación proyectan respecto a varios lugares del mundo. Todo ello sin contar los beneficios personales que el viajar puede aportarnos, desde una mayor sociabilidad hasta esa desenvoltura que siempre nos faltó en la rutina. Porque viajar es evolucionar.