5 maravillas arquitectónicas de Antoni Gaudí

El máximo exponente del modernismo catalánAntoni Gaudí (Reus, 1852 - Barcelona, 1926), sigue más vivo que nunca gracias al legado arquitectónico que salpica regiones concretas de España, especialmente Cataluña.

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Artista visionario cuya obra nunca llegó a traspasar las fronteras españolas, Gaudí profesaba un gran amor por la naturaleza, la religión (algunos hasta lo asocian con los Iluminatti) y Cataluña en forma de colores, la conocida técnica trencadís basada en un recubrimiento mediante mosaicos y una imaginación sin límites. Vamos a recorrer las obras arquitectónicas más destacadas de Antoni Gaudí.

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Sagrada Familia 

A pesar de la anunciada fecha de finalización en 1926, coincidiendo con el aniversario de la muerte de Gaudí, la joya de Barcelona aún sigue en construcción. Iniciada en 1882, la conocida como Basílica de la Sagrada Familia se alza en pleno barrio del Eixample y se divide en cuatro fachadas: Nacimiento, Pasión, Gloria y Ábside, todas ellas esculpidas de motivos religiosos, figuras abstractas o acertijos (curiosa la combinación de números cuyo resultado, 33, coincide con la edad en la que murió Jesucristo, al mismo tiempo que simboliza el número sagrado de la orden de los Iluminati). Declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, contiene la basílica (colmada de restos de obra, bocetos y exposiciones puntuales) cuyo precio, combinado con otras visitas, oscila desde los 6 hasta los 24 euros. 

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Parc Güell

La otra gran obra de Gaudí se sitúa algo más al norte, extendiéndose en las faldas del monte del Carmelo, donde el genio  levantó en 1900 un laberinto de referencias y colores que no escatimaba en funcionalidad, inspirándose en las típicas ciudades jardín inglesas. Actualmente hay que pagar una entrada de 7 euros, quedando  dividido en dos zonas: la más monumental y otra de libre acceso.

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Con la salamandra (símbolo del naturalismo) dando la bienvenida al complejo, entramos en un mundo de figuras y referencias (especialmente griegas): casitas de cuento inspiradas en Hansel y Gretel; la Plaza de la Naturaleza, rodeada por una serpiente de mosaico sostenida sobre un ejército de columnas dóricas (Sala Hipóstila); los Pórticos de la Lavandera, edificios copados de cruces gaudianas o rutas entre los bosquecillos. Un lugar para el deleite de los sentidos, el arte y la curiosidad que destapa la simbología introducida a conciencia por el arquitecto.

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El Capricho

Alejado de la querida Cataluña, El Capricho se alza en la población marítima de Comillas, en Cantabria, y representa la primera gran obra de Gaudí, quien diseñó el edificio como palacio de verano para el Marqués de Comillas en 1883 en el Parque de Sobrellano.

E Capricho es un conglomerado de las tempranas y futuras influencias del arquitecto, comenzando por el recubrimiento en cerámica, las vidrieras tan propias del neogótico, el diseño de la torre adosada que evoca girasoles (una muestra del naturalismo que desarrollaría en años posteriores) y el uso de elementos de la arquitectura mudéjar como azulejos. Las citas deben concretarse previamente. 

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Casa Milà

De vuelta a Barcelona, concretamente al céntrico Paseo de Gracia, la Casa Milà (o La Pedrera) se alza como una construcción de esquinas redondeadas y balcones de motivos orgánicos (algas) que evocan el más puro estilo gaudiano y cuya estética explota al alcanzar  la azotea, donde encontramos un total de 30 chimeneas sobre un suelo desnivelado y cubiertas por una simbología que va desde corazones a lágrimas, de un significado que aún es fruto de varias hipótesis.

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Su construcción tuvo inicio en 1906, con motivo de un encargo del acaudalado matrimonio Milà, en plena revolución arquitectónica de Barcelona. El interior del complejo acoge actualmente la sede de la Fundación Cataluña-La Pedrera, convertido en lugar de conciertos, exposiciones y congresos. 

Hotel Attraction

Esta maravilla arquitectónica no existe, pero pudo haberlo hecho. Reservo un último espacio para una de las dos únicas obras (la otra estaba prevista en Tanger) que Gaudí proyectó en el extranjero y que nunca llegó a realizar, siendo la que aquí nos ocupa  un proyecto apasionante cuyo fin era un hotel gaudiano en plena Nueva York. Ocho torres hiperpuestas, con galerías de arte, tiendas, salas de juego y un hotel en pleno centro de Manhattan.

Todo esto sucedió en 1908, tras el encuentro en Barcelona de Gaudí y un empresario neoyorquino, quien pretendía construir el rascacielos más alto de la época. El proyecto quedó olvidado tras la muerte del mago modernista, pero si nos detenemos a pensar un momento, sólo podemos imaginar  lo grandioso que sería tener una representación de Gaudí  en plena Gran Manzana. 

La mayoría de estas maravillas arquitectónicas de Antonio Gaudí se concentra especialmente en Cataluña, una colección posible gracias a la entregada dedicación con la que Gaudí se aventuraba en cada nuevo proyecto. Referencias naturales; una simbología que aún hoy muchos analizan; fusión de estilos, y una joya para la eternidad, la Sagrada Familia, cuya finalización esperamos poder anunciar en Nuestro Rumbo allá por 2030, o quizás más tarde. Así de paradójico sigue siendo Gaudí.

¿Cuál es vuestra obra de Gaudí favorita?

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