¿Por qué nos sorprende que Lola Kirke lleve sus axilas peludas a los Globos de Oro?

Las cámaras fotográficas que cubrían la gala de los Globo de Oro no se detuvieron en su vestido del diseñador Andrew Gn rosa pálido de apliques florales, incluso dejaron pasar inadvertido el prendedor que decía ‘Fuck Paul Ryan’ que usó en lugar de un lujoso collar de diamantes. No, las cámaras fueron a posarse ahí a ese lugar inhóspito y oscuro de las axilas de Lola Kirke y señalaron esos pelos ensortijados y en desorden que se atrevieron a asomarse gracias al corte strapless de su vestido.

Horas antes, la protagonista de “Mozart in the Jungle”, de Amazon, y hermana menor de la actriz de la serie Girls, Jemima Kirke, publicaba un video en su Instagram en donde bailaba libremente con una ropa interior color piel antes de ponerse su vestido de gala y levantaba sus brazos para mostrar con desparpajo algo que unas horas después sería comentado por todos los medios.

La osadía de llevar una maraña de pelo en el sobaco en una gala aunque no es atribuible exclusivamente a la joven actriz, pues famosas como Julia Roberts, Madonna y Miley Cyrus ya lo han hecho, sí parece volver a revivir unas preguntas que cada tanto asaltan el mundo femenino… ¿por qué si hay un pelo que insiste en crecer y crecer, debemos sagradamente removerlo del cuerpo? ¿por qué a pesar de que cada vez más mujeres muestran con naturalidad estos pelos, seguimos asombrándonos, disgustándonos y sintiendo repudio con ese enjambre que amenaza con no desaparecer nunca?

Sabemos que la depilación es un invento moderno. Las mujeres del siglo XIX lo evidencian en sus retratos en blanco y negro: mantenían intacto el vello de sus sobacos, pero los discursos de higienismo y la necesidad de alentar un baño diario se juntaron a la idea de que las axilas debían estar libres de obstáculos. El pelo, desde la religión (del islam al cristianismo) y la ciencia se relacionó siempre con enfermedades. Así, desde varios frentes, la revolución cosmética tomó fuerza y Remington lanzó su primera afeitadora femenina en los años 40 y la cultura y el mercado se encargaron de ir volviendo esta práctica algo normal.

Sin embargo, el asombro y ese cierto repudio que a muchos les generan el indiscreto pelambre que Lola Kirten lució en los Globos de Oro, se debe, según algunos científicos, a razones más poderosas que las atribuibles a la publicidad y la cosmética.

Que siga recayendo sobre las mujeres que se atreven a no depilarse una cierta condena se debe según Daniel Kelly, autor de ‘ Yuck! The Nature and Moral Significance of Disgust’ , citado por el portal Science of Us, a que como los pelos de las axilas son productores de feromonas, -esas partículas olorosas que resultan fundamentales en el momento de elegir una pareja que sea genéticamente compatible-, retirarlos, expatriarlos de la axila resulta un mecanismo eficiente para hacer que la sociedad moderna no tenga que lidiar con esos complejos menesteres, y se pueda básicamente tener sexo con cualquiera.

“Los pelos en las axilas, relacionados desde su aparición en la adolescencia con la madurez y la fertilidad le recordarían constantemente a los humanos cuán peligroso puede ser el sexo”, explica el científico que asegura que en un mundo que vive con la fantasía de que el sexo es placentero y un solo disfrute, esa barrera es mejor cortarla de raíz.

Claro, muchas feministas no verán en el acto de Lola Kirke más que una provocación que busca desafiar los típicos ideales estéticos que se le han impuesto al cuerpo femenino, pero lo cierto es que a pesar de que las estrellas cada tanto quieran imponer esta moda, poco prospera y por el contrario sigue produciendo un inexplicable asombro.

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