1. Es un vestido de charro, no de mariachi
Esos vestidos formales de pantalón, chaleco, chaqueta, moño y sombrero que Vicente Fernández ha llevado durante su medio siglo de carrera y que colecciona al punto de comprar 50 cada año, no son los de un mariachi, de hecho llamarlos así es casi una ofensa.
4 confusiones sobre el traje de "Don Chente" que hay que resolver antes de su retirada
La fama de Vicente Fernández es tal que muchos han celebrado sus glorias sin conocer muy bien de donde viene su estética ni sus líricas. En su honor, estos errores comunes nunca más se deberían repetir.
Sus trajes son los trajes del charro. Este es diferente porque no es festivo como el del mariachi, sino que es solemne, significa un compromiso con la patria, porque, lo repetirá con orgullo, “vestir de charro es vestir de México”. Todo en esta vestimenta refiere una raza de hombres del campo, valientes, de a caballo que en sus orígenes se hicieron expertos en las lides de lazar, colear y jinetear el ganado y que dieron origen al único deporte federado de México: la charrería. Por tanto, a diferencia de los del mariachi, los pantalones son más holgados y flojos para permitirles subir al caballo.
“Don Chente” viste de charro, no solo porque es el atuendo que lo identifica en sus conciertos, sino porque él mismo es un hombre de rancho, en donde llega a tener más de cien caballos que reconoce a cada uno por su nombre.

2. No es un sombrero, es un escudo
La razón de ese tamaño imponente del sombrero del traje del charro que hace ver tan pequeña la cabeza de quien lo porta, tiene una razón de ser. No es un adorno desproporcionado o excéntrico, es, más bien, un escudo, una protección. Hecho de fieltro, de palma o de pelo de conejo tiene siempre cuatro pedradas (es decir cuatro hundidos en la parte de arriba de la copa) y un barbiquejo ( la cuerdita que cae sobre la barbilla para que el sombrero se pueda echar para atrás y no se caiga) hecho de cuero resistente.
El sombrero Jarano, así se bautiza este modelo, servía entonces para proteger al charro en sus peripecias campesinas. Lo protegía del sol, de la lluvia, de los zarzales y, claro, de las caídas. Es tan sagrado este accesorio para el charro, que Vicente Fernández pidió que le estamparan una imagencita de la Virgen de Guadalupe en el interior de la copa de uno de sus sombreros cuando tuvo que lidiar con el secuestro de su hijo.

3. Lo que brilla sí es oro
El sastre que ha acompañado a Vicente Fernández por más de 45 años, Don Lucio Díaz Ugalde, asegura que es de la botonadura de la que depende la ocasión de uso de un traje de charro. Por que sí, a pesar de que un ojo poco experto no reconocería más que un solo tipo de vestido emblemático, hay cuatro estilos diferentes: de media gala, gala, etiqueta y de gran gala.
La abotonadura y el grecado (que es lo mismo que decir los bordados y canutillos) propios del vestido de gran gala pueden ser en oro o en plata lo que hace que los trajes que ha usado 'El Charro De Huentitán', amante de los colores vistosos y los botones finos, sean especialmente pesados, entre 14 y 20 libras.
4. No es bota texana, es botín de charro
A las botas del charro hasta les han dedicado canciones, son las consentidas del traje, las que rematan la figura del charro. Lejos de las malas adaptaciones con botas texanas puntudas y de tacón, lo que define estos botines es que tienen un resorte a los costados, la punta redondeada y son más cortas que las texanas, justo para poderlas usar con los ajustados pantalones.
Puede ser en varios colores y pieles, desde la gamuza, piel normal y charol. Algunos charros afirman que los botines solo deberían ir en café, marrón, gris, verde seco o azul fuerte, pero cuando Vicente Fernández se viste de amarillo encendido lo hemos visto acompañar su traje con zapatos en la misma vibración de color, suponemos que un charro como él puede darse esas licencias.
Lea también:








