¿Recuerdas la época de la secundaria? Probablemente muchas anécdotas vengan a tu memoria, y junto con esos pensamientos son inevitables los recuerdos junto a tus amigos. Si aún conservas amistades de aquellos tiempos, algunos especialistas tienen algo para decirte.
Mejores amigas: el motivo por el que perdura la amistad de la secundaria

Una etapa clave para las relaciones

Mitch Prinstein, profesor de psicología en la Universidad de Carolina del Norte y autor del libro Popular: The Power of Likability in a Status-Obsessed World, explica que en los años de la pubertad es cuando las relaciones de amistad se vuelven más íntimas, sobre todo en las niñas: «Es probable que le cuenten más cosas a sus amigos que a sus padres [...] Confían el uno en el otro para salir adelante».
Los adultos suelen ser más cautelosos en su elección de amistades, algo que no les sucede a los niños entre 11 y 12 años. Su identidad aún se está formando, sus límites son fluidos y prueban distintos pasatiempos. Parte de la intensidad de las amistades de esa época es situacional: hay nuevas oportunidades y libertades.
En la secundaria, finalmente pueden elegir a sus propios amigos, más allá de que sus padres puedan aprobarlos o no. «La amistad es particularmente importante durante la escuela secundaria porque la supervisión de los adultos disminuye. Tienen mucha más libertad en términos de sus elecciones sobre qué hacer y con quién pasar el tiempo», dice Brett Laursen, un profesor de psicología.
Además alrededor de los 8 a 10 años, los niños comienzan a formar relaciones más recíprocas, emocionalmente intensas, y a considerar las necesidades y los deseos de sus amigos. En lugar de centrarse únicamente en lo que deben hacer para obtener lo que quieren, comienzan a interesarse en cómo sus amigos lo perciben e intentan contribuir para fortalecer el sentimiento de amistad.

Según el estudio, aunque no se conserven amistades de aquella época, «el legado de los vínculos puede perdurar». Eso significa que puedes recordarlos cada tanto y hasta nombrarlos... Aunque hayamos perdido contacto con nuestro mejor amigo de la adolescencia, siempre estará presente de alguna forma u otra.









