En toda discusión sobre género hay controversias. Y es que muchas veces se ha justificado que mujeres y hombres somos distintos desde una óptica que intenta razonar diferencias favorables y desfavorables entre ámbos sexos. Bueno, parece ser que el tópico mujer y literatura no ha quedado excento de esos vaticinios. Aquí iMujer te cuenta un poco el quid de la cuestión y las líneas fundamentales y contrastantes que se barajan para opinar.
¿Existe la literatura de mujeres?

La literatura femenina
Los prejuicios de género
Todo surge cuando se intenta diferenciar a la mujer del hombre, partiendo desde una costilla, pasando por los defectos de unos y las virtudes de otro, hasta llegar a las ideas preconcebidas de lo que una mujer y un hombre es o puede alcanzar a ser.
Así, las mujeres seríamos: chismosas, quejonas, peleadoras, desleales con nuestras amigas (¿o no se dice que nos encanta hablar mal de ellas a sus espaldas?), vivimos en una novela de media tarde y nuestros mayores anhelos en la vida entera es vernos flacas y estar de última moda.
Eso sí, los hombres no se quedan atrás. Si seguimos la fórmula básica, los hombres sólo pensarían en fútbol, no escucharían cuando se les habla (¿qué? ¿los hombres sí tienen oídos?), su único goce sería beber alcohol con sus amigos, sólo sabrían de autos, y ¡no le toques a la vieja porque se pudre todo! (dirían por donde vivo).
Prejuicios de mujeres o hacia las mujeres existen. El punto es que, en su mayoría, es el mercado el que crea diferencias al imponer características o fomentar las clásicas disputas de género.

¿Novelas románticas "para mujeres"?
La novela romántica o literatura rosa, como se le llamó para diferenciarla de la literatura típica del romanticismo, es lo que comúnmente se denominó “ literatura para mujeres”. Una narrativa que suele retratar a los protagonistas a partir de una complicada relación amorosa, encerrada en un contexto de frivolidad, de finales felices y de escasa semejanza con la realidad.
Sin embargo, poco importa la carencia de originalidad en los argumentos que se repiten novela tras novela. Al parecer existe un vasto campo de lectores asiduos al género que disfruta de comer perdices con cada final sin importar la reiteración temática a la que el género nos mantiene acostumbrados.
Pero que haya público, ¿alcanza para justificar que exista una literatura de y para las mujeres? En mi opinión, no. Aseverar algo así sería semejante a considerar que los hombres sólo leen a otros hombres y sobre temas de hombres —y que de psicopatías sólo leen los psicópatas– mientras que la realidad del campo literario siempre demostró exactamente lo contrario.
Virginia Woolf, Julio Cortázar, Alejandra Pizarnik, Ernesto Sábato, Gabriela Mistral, Jorge Luis Borges, Alfonsina Storni, José Martí y cientos de brillantes escritoras y escritores antiguos, modernos y contemporáneos, y de las tantas escuelas que hay, demuestran con escritos de belleza inigualable que las restricciones al género femenino –y masculino también– poco tienen que ver con el gusto a la hora de leer o de escribir.

Les dejo este brevísimo texto, pero muy acertado, del escritor y periodista urguayo, Eduardo Galeano: Vidrieras, parte de su libro Patas arriba: la escuela del mundo al revés:
Juguetes para ellos: rambos, robocops, ninjas, batmans, monstruos, metralletas, pistolas, tanques, automóviles, motocicletas, camiones, aviones, naves espaciales. Juguetes para ellas: barbies, heidis, tablas de planchar, cocinas, licuadoras, lavarropas, televisores, bebés, cunas, mamaderas, lápices de labios, ruleros, colores, espejos.
Hablando de estereotipos femeninos...
Y con la misma particularidad tragicómica de Vidrieras, pero traducida al lenguaje de la web, los peligros de la moda y la belleza las va a dejar pensando.








