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Lidiar con la depresión post-parto

Tu hijo ya nació y no logras recomponerte. Los cambios hormonales, físicos y emocionales sumados a los cambios que trae el pequeño a tu vida, te desequilibran y no puedes superarlo. Te sientes agotada todo el tiempo, abatida, triste e, incluso, llegas a sentir culpa porque no puedes entender dónde se escondió esa maravillosa sensación de ser madre de la que todos hablan, pero parece empeñada en serte negada.

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No debes sentirte mal, seguramente estás atravesando por lo que los especialistas denominan depresión post-parto, que aunque no se sabe muy bien por qué algunas mujeres la sufren y otras no, se la adjudican a los cambios hormonales, bioquímicos, genéticos y ambientales, que sufre cualquier mujer que a tenido un parto. Por eso, te acerco algunos consejos para lidiar con la depresión post-parto.

Maternidad, hacerle un espacio en tu vida

Muchas mujeres piensan que por el hecho de ser madres deberán dejar de lado sus carreras profesionales, por las que tanto han trabajado, o ese puesto de trabajo con el que han soñado toda su vida. Esto no tiene por qué ser así. Pensar la maternidad como la suma de cosas y no como la resta de cosas es lo que te hará ver las cosas desde un lugar más positivo.

Al principio, obviamente, deberás dedicarle atención al pequeño, pero las cosas lentamente volverán a su curso habitual. Por eso, prestarle atención al bebé está muy bien, pero no olvides a las otras personas que forman parte de tu vida. Ten en cuenta a tu pareja: él también está transitando un sendero que desconoce, así que dialoga con él, comparte experiencias, apoyate en él, verás que te sentirás aliviada.

De la misma manera, si puedes abrirte de la angustia que sientes y mirar alrededor, notarás todas las personas que están dispuestas a tenderte una mano si lo necesitas. Sólo se trata de pedir ayuda, sin vergüenza ni culpas.

Imagen Thinkstock

La primera persona en la lista, tú

Si tú no estás tranquila difícilmente puedas contener el llanto del bebé. Si estás angustiada la mayor parte del día, esto seguramente afectará la calidad de leche con la que debes alimentar a tu pequeño. Si te encierras en tí misma y no te permites diferentes espacios donde volcar tus necesidades, seguramente te sentirás deprimida. Por eso, abraza tus sueños; rodéate de gente que te quiera y te mime; descansa cuando tu bebé duerma, sin culpas; no persigas la perfección, eso sólo te hará perseguir aves de hermosas alas, pero inalcanzables.

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Si sientes que la situación te sobrepasa y no logras salir del pozo es hora de buscar la ayuda de un profesional. Reconocer las propias limitaciones y el saber pedir ayuda a tiempo son dos lecciones valiosísimas que podemos legarles a nuestros hijos.

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