La primera vez que el bebé nos sonríe ilumina todo el lugar con esa boca sin dientes que se nos hace tan tierna. Para que esa sonrisa crezca sana y sin problemas, nuestros niños deben ir al dentista de forma regular. Pero, ¿cuándo es momento de la primera visita al dentista?
La primera visita al dentista

Lo ideal es ir luego de que salen los primeros dientes de leche, alrededor del año y medio de edad. Existen dentistas especializados en los más pequeños y debemos acudir a ellos.
Dentistas infantiles
Hoy existen profesionales de la salud bucal que se han especializado en el cuidado de los dientes infantiles. Se trata de los odontopediatras, que no sólo son expertos en la boca de los niños, sino que también tienen el entrenamiento necesario para que los chicos no se asusten.
La consulta de un dentista infantil es muy diferente a la de los odontólogos para adultos. Colores vivos, juguetes e imágenes le hacen un lugar donde los niños se sienten tranquilos, mientras esperan su turno.
Por más que el consultorio sea amigable con los chicos, de todos modos ellos, estarán aprensivos a que un extraño ponga un dedo en su boca, por eso se hace importante prepararlos para visitar al dentista por primera vez.

Visitando al odontopediatra
El cuidado de la salud dental de los niños comienza incluso antes de que salgan sus primeros dientes, ya que debemos limpiar sus encías con un paño húmedo y masajeando con nuestro dedo.
Así, no sólo los cuidamos, sino que inculcamos la importancia de tener una buena rutina de salud dental y, dentro de ella, están las visitas al dentista. Para el niño es un hito importante y tenemos que hacérselo ver como algo positivo.
Con cierta cantidad de días de antelación, debemos contarles cómo el dentista les revisará la boca, haciéndolo parecer lúdico. Simulen una revisión dental para que el niño sepa como revisarán su boca.
Durante la primera visita y, a menos que exista un problema evidente, el dentista no utilizará casi ningún instrumental: sólo un espejo y luz. Antes de ponerlo en la boca del niño, se lo mostrará y le explicará para qué sirve.
Al terminar, el dentista nos dará algunas instrucciones y nuestro niño recibirá un premio; la mayoría de los dentistas pediátricos regalan cepillos de dientes atractivos o pegatinas.
El miedo al dentista
No conozco muchos adultos a los que les agrade ir al odontólogo y, si sale el tema en una conversación, seguramente alguien contará alguna historia de horror que tenga al odontólogo como protagonista.
Nosotros, sin quererlo, transmitimos el miedo a los niños. Si los adultos nos mostramos ansiosos, los pequeños también se sentirán así.
Las visitas al dentista estarán presentes en todas las etapas de su crecimiento y, si cuida bien sus dientes, serán instancias tranquilas y libres de miedo, con resultados positivos para esa sonrisa que tanto nos gusta.









