Los primeros baños del recién nacido son tooodo un tema... generalmente no les gusta que les desnuden y menos aún el agua... así que esos primeros bañitos son realmente traumáticos. A decir verdad son más terribles para nosotros los papás, que tenemos que escuchar a nuestro bebé llorar, que para ellos que después de unos besos y abrazos olvidan el mal trago.
Del bañito a la ducha

Bañar a un recién nacido puede ser un verdadero desafío, más aún teniendo en cuenta que muchas de nosotras jamás en nuestras vidas manipulamos a un bebé tan chiquitito. Seguro que algunos consejos de cómo bañar a un bebé recién nacido te vendrán bien si estás en esa etapa.
¿Cuándo dejar el bañito?
Cuando comienzan a crecer cada vez es más difícil mantenerlos en el bañito, y cuando se paran y caminan eso ya es una historia completamente diferente, creo que es en ese momento que una decide hacer la transición entre el bañito y la ducha. El riesgo de que se paren y salgan corriendo por toda la casa es inminente, y el baño termina inundado todos los días porque bueno... ¡es muy divertido salpicar agua!
Luego de unos meses de baños los bebés le empiezan a tomar el gustito a los baños de inmersión y al agua, ¿a quién no le gusta sumergirse en agua tibia? Pero con el paso de los meses y cuando ya pueden pararse y mantenerse en pie, una busca la practicidad y abandona el bañito.
En mi caso fue así, en determinado momento me dí cuenta que preparar el bañito con agua tibia, acondicionar el baño, la ropa, elegir el juguete que íbamos a bañar y preparar a mi niño me llevaba mucho tiempo. Fue así que decidí dejar el bañito y pasar a la ducha, debo reconocer también que el bañito ya le estaba quedando chico e incómodo, así que bañarse en la ducha era la opción más cómoda también para él.

Consejos para que el baño sea una experiencia divertida
La transición no fue fácil, los primeros baños en la ducha fueron una verdadera tortura, más de una vez terminé con dolor de cabeza, pero con el tiempo también le fue tomando el gusto a esta nueva versión de baño, la cuál es mucho más rápida.
Creo que tener una rutina para el baño es fundamental, no olvides que los niños pequeños rigen su vida por rutinas, así que todos los días antes de bañarnos elegimos un juguete, preparamos la ropa, y vamos ¡al agua pato! Aveces su respuesta es “pato no, pato no” porque no quiere bañarse, pero son pocas la veces que llora. Y si hay canto la canción de la “Farolera tropezó” siempre logra alegrarlo, especialmente cuando me olvido de la letra (si, ¡me olvido!, no soy buena en matemáticas y ¡menos cantando)! y tengo que improvisar con algún sonido gracioso.
Buscar una hora en la cuál no esté muy cansado o con hambre es importante, de esta forma sabremos que no va a estar de mal humor, el cansancio nos puede jugar muy malas pasadas, tanto a los niños como a los adultos. De esta forma, el bebé también podrá disfrutar de los beneficios que tiene el baño.
Y tu ¿ya hiciste la transición entre el bañito y la ducha? ¿Cómo le gusta bañarse a tu pequeño? No dejes de compartir con nosotras tus experiencias.
La próxima semana nos volveremos a encontrar en nuestra sección De mamá a mamá para compartir más experiencias personales de la crianza de nuestros hijos.









