Hay tantas cosas que no somos capaces de entender cuando somos niñas... incluso siendo adultas. Sólo cuando nos convertimos en madres podemos entender muchas cosas que antes no éramos capaces de darles el valor que realmente tienen.
3 vivencias de tu mamá que sólo entiendes cuando tú eres madre

"Madre hay una sola", dice la letra de una canción, pero todas han pasado por 3 experiencias que como hija sólo entiendes cuando te conviertes en madre.
#1 El parto duele
Sí, venir al mundo duele. Según el año en que hayas nacido, puede que en la época en que tu madre te trajo al mundo aún no había avances médicos para evitar el dolor del parto (aunque hoy en día sigue doliendo).
Tu madre te trajo al mundo entre dolores que casi ni se pueden describir, dolores que sin duda se convirtieron en el amor más puro que seguro ya conoces... el amor de una madre por sus hijos.

#2 El matrimonio no siempre es perfecto
Que un matrimonio no sea perfecto no significa que los hijos no puedan ser felices. Las parejas pasan dificultades a lo largo de su historia, al igual que tú tendrás discusiones y momentos de tensión con tu pareja. Pero más allá de ellos siempre intentarás proteger a tus hijos y evitar que ellos perciban los problemas en la familia.
Y si a lo largo de la historia de tus padres viste como en algún momento tuvieron problemas de pareja y aunque pasó tiempo pudieron recuperarse y perdonarse, sin duda es una lección enorme que aprendiste sobre las relaciones de pareja, ¿o no?
#3 La preocupación por los hijos es constante
Si tienes la suerte de tener aún a tu madre, no dudes en abrazarla cada día.
Tu madre además de verte crecer y de luchar con uñas y dientes para sacarte adelante, también pasó noches en vela para cuidarte, estuvo cansada sacando fuerzas de donde no las había para conseguir llegar a final de mes y también se preocupaba por ti... y lo sigue haciendo.
Madre sólo hay una en la vida, y hay que cuidarla.









