Muchos hemos soñado con la gran ciudad, con esa posibilidad de dejar atrás el micromundo en el que vivíamos y sus muchas limitaciones.
Si antes de mudarte a la ciudad vivías en un pueblo, identificarás muy bien estas 6 vivencias

No vamos a negar que vivir en un lugar poco poblado tiene sus virtudes, pero en lo que atañe a ampliar fronteras y gozar del anonimato, estos contras de vivir en un pueblo lo ponen algo difícil.
1. Todos nos conocen
Esto puede concebirse de dos formas: la buena y la mala. La buena reside en esa calidez que supone la cercanía con los vecinos, amigos y amigos de nuestros amigos.
El problema reside cuando surgen los chismorreos, el hecho de que todo el mundo nos conoce nos condiciona y gozar de algo de anonimato es prácticamente imposible.
2. Chismorrear es casi un deporte

El hecho de que todos en el pueblo nos conozcan se traduce en las consecuentes etiquetas por parte de quienes adoran chismorrear y juzgar a los demás.
3. ¿Ocio?
Más allá de los dos bares y un viejo cine al que las películas llegan dos meses más tarde que en el resto del mundo, solo hay campo y un río por el que ya no pasa agua.
Al menos nos queda internet y la posibilidad de conectarnos al resto del mundo...
4. Ahí va el rarito...

En las grandes ciudades cada uno puede ser quien realmente quiere, o al menos lo intenta. Sin embargo, vivir en un pueblo supone estar expuesto a que tanto nuestros padres como amigos nos condicionen a llevar una vida similar en la que el patrón pareja – boda – hijos está a la orden del día.
Cualquier atisbo que se desvíe de este modelo de vida es propio de un snob o “rarito”.
5. Viajar para todo

¿Cuántos de nuestros amigos tramitaron el carnet de conducir a los 18? ¿El motivo? La necesidad por tener algo más de independencia.
En un pueblo con servicios y opciones limitadas, la constante necesidad de moverse se corresponde con unos centros comerciales, estímulos o vida cultural que reside siempre en las ciudades cercanas más grandes.
6. ¡Aburrido!

Un domingo por la tarde es lo más cercano al infierno cuando, desde la ventana, el paisaje que nos parecía relajante simboliza ahora el peor de los escenarios.
Todo sigue igual, la misma gente pasa por la calle y la sensación de encontrarnos en un particular Show de Truman aumenta día tras día.
Estos 6 contras de vivir en un pueblo no tienen por qué condenar un estilo de vida en el que priman la tranquilidad o la naturaleza, dos factores a destacar de la vida en un pueblo en comparación al estrés o contaminación de las grandes ciudades. Pero no podemos negar que cuando llegamos a la ciudad, ¡todo parece mejorar!







