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¿Podemos mezclar alcohol y antibióticos?

Es una pregunta a la que todos nos hemos visto enfrentados en algún punto de nuestras vidas.

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Estoy tomando antibióticos, tratamiento inevitable ante el padecimiento de alguna infección, pero, ¿puedo tomarme una cerveza? ¿Una copa de vino?

Enfermo y todavía sin poder disfrutar de un placer ocasional y social como el de un buen trago. Es una situación muy difícil.

Mezclar alcohol y antibióticos, ¿sí o no?

Imagen thinkstock

Tal vez la reputación de esta combinación como una muy perjudicial se ha excedido hasta superar sus verdaderos efectos, y ha llegado en algunos casos a ser un mito extensamente difundido, pero lo cierto es que cuando se trata de mezclar bebidas alcohólicas con antibióticos hay que ir con cuidado.

Todo se origina en el hecho de que el alcohol y los antibióticos pueden causar efectos secundarios similares, tales como malestar estomacal, mareos o somnolencia. Consumirlos al mismo tiempo puede potenciar el efecto y conducir a algunas reacciones adversas más extremas como náuseas, vómitos o dolores de cabeza.

Hay diversas clases de antibióticos y dependiendo de cuál sea la que se está consumiendo, el efecto de combinarla con alcohol puede variar. Se debe evitar el consumo alcohólico en absoluto si el tratamiento incluye alguno de los siguientes antibióticos:

  • Metronidazole: usualmente aplicado para tratar infecciones dentales o vaginales, o sobre escaras o úlceras varicosas.
  • Tinidazole: a veces utilizado para tratar las mismas infecciones que el metronidazole, y también para eliminar una bacteria llamada Helicobacter pylori que ataca en el intestino.
  • Cotrimoxazol: utilizado en pacientes con síntomas de bronquitis e infecciones causadas por estafilococos y estreptococos.
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Sin dejar de ser un asunto sensible y sobre el que hay que informarse apropiadamente con tu médico, por otra parte, un consumo moderado de alcohol es poco probable que ocasione grandes problemas si se está tomando otros antibióticos más comunes.

Es de hecho un mito que el alcohol puede reducir la efectividad o la acción del antibiótico, aunque de todos modos la combinación sí puede reducir tu energía y demorar la recuperación de la infección padecida.

Para evitar cualquier inconveniente, la mejor idea es no tomar bebidas alcohólicas hasta no terminar el tratamiento antibiótico, pero en caso de hacerlo, hay que tomar todas las precauciones necesarias, consumir con extrema moderación y consultar siempre a un especialista.