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Historias alternativas: Historia de la Hidroterapia

El agua lo es casi todo, o al menos toda forma de vida surge a partir del agua. Sin el agua no podríamos existir, y se recomienda consumir unos dos litros de agua por día para mantenernos saludables. Pero a nivel fisiológico, el agua tiene muchas otras capacidades de sanación, y la hidroterapia es una de las terapias alternativas que más la explotan.

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En nuestra sección de historias alternativas realizaremos una recorrida por la historia de la hidroterapia, para con ella conocer un poco más acerca de esta notable terapia medicinal que involucra al agua y le saca el mayor provecho posible.

Antes de enfocarnos en el pasado, es mejor definir los términos. La hidroterapia es, como decíamos, la terapia medicinal que utiliza el agua como agente terapéutico. Básicamente su objetivo es prevenir, tratar y curar lesiones y problemas de salud mediante el agua. Es una herramienta muy útil para tratar enfermedades como traumatismos, reumatismos, problemas digestivos, respiratorios o de tipo cerebral.

Para hablar de los orígenes de esta terapia medicinal debemos remontarnos nada menos que al siglo V, cuando el famoso médico griego Hipócrates, quien comenzó a aplicar de forma tentativa diversas técnicas medicinales bajo el precepto de la medicina holística de tratar al individuo como un todo en el que mente, cuerpo y alma eran un uno indisoluble.

Imagen thinkstock

En este contexto, Hipócrates comenzó utilizando el agua para sanar al organismo en baños de inmersión en el agua en estado líquido. Estas aplicaciones no sólo tuvieron lugar en la Antigua Grecia, sino que también más tarde en la Antigua Roma y, anteriormente aunque no de forma tan generalizada, en Egipto. En este último caso no podemos hablar de un uso extendido de la técnica, aunque sí se puede destacar que los egipcios fueron pioneros en el uso de hierbas aromáticas acompañando el tratamiento.

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Toda una institución de la historia de la hidroterapia son los baños públicos de la antigua Roma. Aquí personas acaudaladas (y no tanto) se reunían a conversar y a disfrutar de baños relajantes, tanto de vapor para perder peso como para mejorar su salud.

La práctica, considerada saludable y recreativa, fue en declive pronunciado a lo largo del cristianismo. La prohibición del nudismo dejó a la hidroterapia prácticamente en desuso tras la caída del Imperio Romano. Muchos baños fueron destruidos y otros abandonados por resultar inapropiados para la época.

La humanidad debió esperar hasta la Edad Media y el Renacimiento para vivir un resurgimiento de la hidroterapia como terapia medicinal. Fue desde regiones anglosajonas donde se comenzó a impulsar la recuperación de la hidroterapia, y en países como Irlanda y otras regiones célticas se reconstruyeron baños y se revivieron las comunidades que alguna vez surgieron alrededor de los mismos.

En el siglo XVIII se publicaron varios libros relativos a esta terapia, y de esta manera su conocimiento se extendió de forma rápida, restaurando el estatus que alguna vez tuvo.

Ya hablando de hidroterapia moderna en el siglo XIX la misa se consolidó y alcanzó su auge. Un granjero austríaco llamado Vincent Priessnitz comenzó a difundir conocimiento sobre los beneficios medicinales de las curas e agua para enfermedades que se consideraban incurables. Fue así que comenzó a construir establecimientos donde se trataban, a partir del agua, enfermedades como neumonía, tifus, dolor de espalda o trastornos mentales y de ansiedad.

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El monje bávaro Sebastian Kneipp continuó la obra de Priessnitz en su mismo siglo, publicando libros que sirvieron para incrementar las aplicaciones de hidroterapia en casos de enfermedades de diversa índole, y los métodos de Kneipp se hicieron mundialmente famosos. Fue así que el médico alemán Benedict Lust se trató con Kneipp, curando su tuberculosis.

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Este último viajó a los Estados Unidos en 1896, fundando la primera escuela Americana de medicina naturopática, que incluía la hidroterapia entre sus tratamientos ofrecidos.

Hoy en día esta terapia está mundialmente reconocida como una terapia alternativa efectiva, aunque la medicina convencional no la ha incorporado oficialmente a sus tratamientos. Innumerables spas ofrecen tratamientos de este tipo, e incluso terapias derivadas como la talasoterapia o el uso de aguas termales gozan de un auge impresionante a raíz de los beneficios de la hidroterapia.