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Gordolobo, expectorante y antiinflamatorio

El gordolobo, cuyo nombre científico es Verbascum thapsus, es una planta que crece en Europa, Asia occidental, África y este de América del Norte.

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Llega a medir 2 metros de altura y su tallo es recto. El primer año forma una roseta de hojas basales y en el segundo forma el tallo. Las hojas de la base son de mayor tamaño que las altas, tienen forma ovalada y están recubiertas de pelillos. En el extremo superior del tallo crecen numerosas flores de color amarillo. Las hojas y flores del gordolobo, conocida también como engordalobo, se recolectan en verano.

Según el libro “Fitoterapia: vademécum de prescripción”, editado por Bernat Vanaclocha y Salvador Cañigueral, el mayor uso tradicional del gordolobo es como antitusígeno. Se utiliza popularmente en afecciones respiratorias infecciosas o alérgicas, como resfriados, gripe, amigdalitis, faringitis, rinitis, bronquitis y asma.

Las hojas y las flores, sobre todo en infusión y jarabe, suavizan los tejidos y sirven para tratar la tos y los catarros, la bronquitis, el asma de tipo alérgico y las afecciones laríngeas. La infusión de gordolobo también posee un efecto diurético moderado. Por vía externa, el gordolobo puede utilizarse en el tratamiento de las hemorroides y los sabañones.

Prepara un jarabe para aliviar las infecciones de garganta, con 25 gramos de hojas secas de gordolobo, dos cucharadas de miel de eucalipto y 500 ml de agua. Cocina a fuego lento las hojas durante 15 minutos, deja reposar hasta que enfríe y cola exprimiendo todo el líquido. Añade la miel y remueve hasta que quede bien disuelta. Haz gárgaras tres veces al día, hasta que desaparezca la dolencia. Pero cuidado, las infusiones se tienen que colar con un lienzo, ya que los estambres de gordolobo pueden irritar la laringe.