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Conoce la historia del chico de los girasoles, ¡seguro te vas a emocionar!

Imagen Thinkstock

Los actos de bondad no tienen tamaño, ni momentos indicados; pero pueden cambiar el día de las personas involucradas.

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Este fue el caso de Danny, un chico normal de Seattle que en un día ordinario compró un girasol para regalárselo a alguien. Sin embargo, Danny se arrepintió y decidió dársela a un extraño camino al trabajo para que la flor no se marchitara sola.

Durante su camino, entró a la cafetería en la que normalmente tomaba su café y encontró a la dueña de su girasol, una mujer que estaba sentada sola y llorando en silencio.

“Existió como un magnetismo inmediato entre esa mujer y la flor, en el momento que la vi supe que era a ella a quien debía dársela”. Fue entonces cuando le dijo que quería darle esa flor a alguien especial y que ella sin dudas era especial.

Esta mujer estaba llorando porque su prometido había muerto unas semanas antes de la boda. Su prometido le había regalado, durante la primera cita, un girasol, y de ahí en adelante siempre le regaló girasoles, nunca rosas, porque ella era la luz de su vida. El día que Danny entró a la cafetería y le regaló la flor a esta mujer, le permitió a su marido mostrarle a ella que siempre será la luz de su vida.

Al final de su post en Facebook, Danny nos desafía a buscar formas de hacer diferente la vida de los demás, nos invita a marcar la diferencia. Nunca sabemos el impacto que tienen nuestros actos en los demás. Es grandioso ver como los simples actos pueden cambiar la vida de los demás.

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