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Alternativas para el tratamiento del Parkinson

La enfermedad de Parkinson es un trastorno neurodegenerativo que afecta de gran manera la calidad de vida de quienes lo padecen al alterar sus actividades diarias por los temblores característicos de esta patología, que pueden incluso no dejarlos comer o dormir correctamente.

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Se cree que el mal de Parkinson se produce por un déficit del neurotransmisor dopamina a nivel cerebral. Existen diversos factores de riesgo, como la edad, la herencia, la exposición a toxinas o drogas, etc, sobre los que se puede actuar para prevenir la enfermedad, pero podemos ayudarnos en relación a los procesos que ocurren en un paciente con Parkinson, donde los radicales libres juegan un rol fundamental.

Estudios han mostrado que en los pacientes con enfermedad de Parkinson se va produciendo una reducción de antioxidantes en las partes afectadas del cerebro.

Imagen thinkstock

Para disminuir los efectos de esta patología podemos consumir antioxidantes adicionales a nuestra dieta como los que te mostramos a continuación:

Superóxido dismutasa

Investigadores han descubierto que la progresión de la enfermedad puede estar asociada con la disminución de los niveles de superóxido dismutasa, una enzima antioxidante.

N- acetilcisteína y ácido alfa lipoico

Estos antioxidantes pueden reducir los niveles de una enzima (la NADH ubiquinona reductasa), que lleva a los procesos neurodegenerativos de la enfermedad.

Ácido úrico

Investigadores de la Universidad de Hawaii informaron recientemente que las personas con un alto nivel sanguíneo del antioxidante ácido úrico tienen un riesgo menor de desarrollar la enfermedad de Parkinson que las personas con niveles más bajos, pero altos niveles de este ácido aumentan el riesgo de enfermedades renales y gota.

Vitamina C

La vitamina C es un antioxidante muy eficaz para eliminar los radicales libres sobre todo a nivel cerebral, ya que penetra el líquido cefalorraquídeo, retrasando la progresión del Parkinson.

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El consumo de antioxidantes como suplemento, en conjunto con una dieta basada en frutas y verduras, puede ser de ayuda en esta enfermedad, como un complemento de la terapia que aporte la medicina tradicional.