8 señales de que eres una anciana atrapada en el cuerpo de un veinteañero

Una y otra vez he escuchado la frase «eres una vieja». No me molesta, porque de hecho algunos de mis hábitos parecen de una persona un poco mayor. Tenemos que aceptarnos tal como somos, con nuestras ganas de descansar los fines de semana, con nuestro frío excesivo, con nuestro intenso deseo de quedarnos en casa para leer o mirar una película. Que nos digan «viejos», no nos importa mientras nos dejen descansar tranquilos.  

1. Tu mejor plan un viernes a la noche es dormir

Al fin llegó el viernes. Toda la semana deseosos de que llegara la noche del viernes, ¿para qué? ¡Para dormir! Para acostarnos en el sofá mientras comemos algo rico. ¿Hay un plan mejor? No lo creemos...

2. Prefieres mirar una película o leer antes de ir a bailar

Estamos cansados de que cada fin de semana nos inviten a bailar. Nuestros amigos ya saben la respuesta, pero igual nos vuelven a invitar. Si no usamos los fines de semana para leer o mirar películas, ¿en qué momento de la semana vamos a hacerlo?

3. Los fines de semana son para descansar

Los fines de semana fueron creados para descansar y todo aquello que implique lo contrario será descartado. La diversión también está en el descanso, algo que muchos no entienden.

4. Tener resaca no es una opción

Podrán decir que tenemos alma de viejos, pero la resaca nunca es una opción. El solo hecho de pensar todo lo que una resaca puede provocar el día siguiente, ya nos quita las ganas de tomar alcohol.

5. Todo el tiempo repites «ya no estoy para esto»

«Ya no estoy para esto» ¿te suena conocido? La verdad es que hay muchas cosas que nos resultan tediosas o complicadas, quizás cuando éramos más jóvenes las hacíamos, pero ahora ya no nos da el cuerpo...

6. Siempre tienes frío

Siempre salimos con un abrigo. Todo sea con tal de evitar el frío. No entendemos a muchos jóvenes que en pleno invierno salen de remera. ¿Qué importa si lucimos viejos? ¡Hace frío!    

7. Dependes de las condiciones climáticas para salir

Antes de salir, chequeamos cómo está el clima. Porque de eso dependerá si llevamos otro abrigo o un paraguas. Lo más importante es ser precavido.

8. Te quejas de que te duele la cadera

Eso de que el dolor de cadera es para abuelos no es cierto y lo comprobamos. Más de una vez tenemos que tocarnos la cadera por causa del dolor.

Todo es cuestión de interpretaciones, si nos sentimos bien siendo así, poco importa lo que los otros piensen de nosotros. ¡Festejemos con una buena siesta!

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