10 historias sobre primeras citas que salieron terriblemente mal

“Conocí a un enfermero, nunca preguntó sobre mí, sólo era: yo, yo, yo. Únicamente preguntó que cómo me gustaban los chicos y le dije que inteligentes, entonces empezó a decir que él era muuuuy inteligente, que sólo le faltaba recetar porque hasta era mejor que muchos médicos y sabía más que ellos. Alardeó y alardeó hasta que me preguntó a qué me dedicaba. Fue cuando le dije que soy médica: <>”. Mony, 25 años.

“A mí me sucedió que mi tarjeta no pasó. Fui al cajero y estaba bloqueada, entonces tuvo que pagar ella medio con jeta. Después pasé a su trabajo a pagarle, no la vi más”. Gaspar, 32 años.

“Una vez salí con un chavo y lo primero fue decidir a dónde íbamos, la verdad es que no tenía muchas ganas de salir así que cero propositiva yo. Total que después de 30 minutos de pensar él decidió que fuéramos a una cafetería (under, según él). El ambiente estaba padre, pero ya que nos sentamos OMG, no había mucha química y el tema de conversación súper out. Cuando nos quedamos sin plática, no se le ocurrió algo mejor que verme fijamente; volteaba la cara como paloma (de un lado a otro) y me agarraba la cara o pasaba su mano sobre ella (sin previo aviso).... mi expresión decía “vuelve a hacer eso y te golpeo”. Andrea, 30 años.

“Cuando tenía como 19 años salí con un matemático (que me llevaba unos 10 años). Salimos a comer a un lugar cerca de su trabajo. Él tenía flores y a mí no me gustan, pero lo dejé pasar. En el restaurante estaban sucios los platos, mojadas las servilletas y la comida fatal. Lo peor es que él era muy tímido y para romper el hielo le dio por hablarme de cómo fue que le tuvieron que hacer una CIRCUNCISIÓN de emergencia. Apenas íbamos en la sopa y yo me quedé sin apetito”. Karla, 32 años.

“Estábamos mi crush y yo cenando en un puesto de tacos y moría de hambre, por lo cual me dispuse a pedir tacos y a comer peor que "pelón de hospicio". El oso de mi vida fue cuando él me pregunto que cuántos tacos me había comido, y yo con singular alegría le dije que 15 (nunca en mi vida me he comido tantos taquitos). Yo juré que haría la cuenta y le diría al taquero que habían sido 25 tacos y dos refrescos, pero ¡No! Le dijo: ‘ella se comió 15 y yo 10, y dos refrescos’. Para mi mala suerte la taquería estaba llena y todos me miraron con cara de ‘WTF! ¿Cómo te pudiste comer tantos tacos?’ Ya no regresé jamás a ese sitio. Aunque los tacos son muy buenos”. Mars, 29 años.

“Me dejaron plantado en la preparatoria. Tenía los boletos para el cine y todo, pero al final ella no llegó. Cuando la vi me dijo que se le había olvidado. La lección es no comprar boletos por adelantado”. Eduardo, 27 años.

“Una vez salí a una cita a ciegas, no me gustan, pero confíe en un viejo amigo. Para empezar ni me gustó, llegamos al cine y amable le dije que yo invitaba, ERROR. Llegando a la dulcería pidió la mitad del menú y toda la película se la pasó hablando y comiendo. Después se quiso poner cariñosa y no me quedo más que inventarle una historia de que alguien me esperaba en algún lugar de este planeta”. Ada, 30 años.

“Un día salí con un tipo al que se le "olvidó" la cartera y dejó que todo lo pagara yo, luego me enteré que aplicaba la misma siempre #Tacañísimo”. Gabriela, 31 años.

“Teníamos una triple cita a ciegas con unas chicas, llegamos mis dos amigos y yo, pero sólo llegaron dos mujeres. A la chava con la que yo estaba, al final, le gustó más uno de mis cuates y yo me quedé solo. Íbamos en mi carro, así que opte por dejárselos e irme en taxi para que al menos ellos tuvieran una noche feliz”. Arturo, 28 años.

“Un día salí con una chica que conocí por un amigo, nos llevábamos bien y sólo hablábamos por WhatsApp. Cuando finalmente nos vimos (primer cita), la estábamos pasando muy bien. Fuimos a comer y después a caminar por un pequeño parque. Mientras caminábamos me preguntó mi signo zodiacal: Géminis, contesté. Me miró con tristeza y me dijo que no podía tener una relación con un Géminis. A mí se me hace que más bien no le gusté”. Miguel, 26 años.