El moho es un tipo de hongo que habita normalmente en lugares húmedos. Suele alimentarse de materia descompuesta, como hojas de árboles en los suelos boscosos, lo cual es muy beneficioso. En cambio, si el moho invade un hogar causará diversos perjuicios ya que intentará comer cualquier material adecuado. Las alfombras están en esa lista y, llegado el caso, debemos saber cómo resolver el problema. Por eso a continuación te presentamos una serie de consejos para evitar el moho en las alfombras.
Moho en las alfombras: algunos consejos

Lo primero que hay que hacer es tratar de prevenir el crecimiento del moho. La humedad en casa nunca debe ser elevada, si es necesario se puede emplear un deshumidificador. En los lugares muy húmedos, como los baños, es preferible usar alfombras sintéticas, confeccionadas a este fin.
Cuando se lavan las alfombras con agua es necesario secarlas bien, sea al sol o con secadores. Si se produjera algún derrame de agua, debe resolverse el problema en las 24 horas, dejando todo completamente seco para que no crezca el moho. Mientras más tiempo quede algo mojado, hay más probabilidades de que aparezca el moho.
Si detectas moho en tus alfombras, inmediatamente debes encontrar la fuga de humedad y controlarla. De nada sirve que limpies si luego reaparece el hongo. Una vez resuelta la fuga, define el área de la alfombra donde se encuentra el moho, puede ser tan grande (más de un pie cuadrado) que necesites llamar a un profesional.
En caso de ser menor, utilice agua y algún detergente líquido simple en una máquina de limpieza al vapor. Humedezca la superficie y luego haga que se absorba el agua, hasta que esta se clarifique. Repita el proceso a consideración. Un método más extremo es ponerle a las alfombras una solución de lejía en la proporción de una taza del compuesto por un galón de agua. Dejar trabajar durante 15 minutos sobre las superficies y luego retirar con agua y secar.
Al tratarse de alfombras muy amplias, lo ideal es colgarlas en el patio y aplicarle varios cubos con solución de cloro. Se debe restregar con cepillo de cerda gruesa y luego aclara con abundante agua. Se elimina el agua con una aspiradora y se deja secar totalmente al sol.
Al final asegúrate de que en la habitación no existan otras áreas infectadas ni otros espacios húmedos generadores potenciales de moho. Elimina grietas y zonas porosas, ideales para que florezcan tan desagradables organismos.








