Los 90 siempre serán recordados como una época de grandes cambios en lo que se refiere a los cómics. Las historias se tornaron más complejas; los héroes, más oscuros, y los villanos, más siniestros. DC y Marvel, las editoriales más antiguas y reconocidas, se vieron en problemas al ver que sus ventas bajaban ante la presencia de editoriales con personajes más agresivos, como lo fue Spawn para Image o Hellboy para Darkhorse.
Punisher casi mató a Joker, pero Batman lo salvó. ¿Cuándo pasó esto?

Por eso, en esa década de incertidumbres, Marvel y DC empezaron a realizar crossovers entre sus personajes, lo que permitió atraer la atención de los lectores que podían conocer a uno o a otro de los protagonistas y observarlos en una situación nunca antes vista. Uno de esos enfrentamientos fue entre Batman, el justiciero encapotado de Gotham, y Punisher, el vigilante letal de Nueva York.
Batman y Punisher: el choque de los vigilantes

En 1994, Dennis O’Neil decidió escribir la historia Batman and Punisher: Lake of Fire, en la que Punisher (Frank Castle) viaja hasta Gotham persiguiendo al criminal desfigurado Jigsaw y llega a cruzar caminos con Batman (Jean-Paul Valley). Logra vencer al murciélago y dejarlo humillado tras un desacuerdo en el accionar del héroe encapotado, al salvar de una muerte segura al criminal.

Ese mismo año, Chuck Dixon tomó la posta y escribió la secuela Punisher and Batman: Deadly Knights, en la que Jigsaw reaparecía en Gotham, ayudado en esta ocasión por Joker. Punisher estaba detrás de él, por lo que dejó una estela de criminales muertos a su paso. Pero, en esta ocasión, el hombre del cráneo en el pecho no se cruzó con el inexperto y mentalmente inestable Jean-Paul Valley, sino con Bruce Wayne, el Batman original, frío e impasible.
La sentencia del Joker
Si bien la historia de Punisher and Batman: Deadly Knights es bastante esquemática, se aprovechan los escenarios de violencia de una guerra de mafias a fin de demostrar el contraste de las técnicas de batalla de cada vigilante: la fría calma y sigilo de Batman contra la ferocidad alimentada por el odio de Punisher. En medio del combate las ternas se voltean y Batman se enfrenta a Jigsaw, a quien vence con una sola mano. Mientras tanto, Punisher persigue a Joker, quien llega a sentir algo de aprecio por el instinto asesino del vigilante. Le replica que ambos son muy parecidos, al ser resultados de una desgracia personal, solo que Punisher mata porque odia, mientras que Joker dice que él mata porque le encanta.

La suerte no está del lado de Joker y cae al suelo en medio de su huida, al verse arrinconado por Punisher. Es en este momento en que el payaso del crimen se defiende diciendo que es un hombre enfermo que solo necesita ayuda.

Punisher está de acuerdo. Joker es un enfermo, pero la mejor solución no es la terapia, sino una bala en la cabeza. Por un fugaz momento, Joker pierde su sonrisa al ver la ausencia de duda en Punisher. Realmente va a matarlo, hasta que es detenido por Batman.

La objeción de Punisher no es algo que Batman no haya oído antes. La muerte de Joker terminaría con todos los futuros problemas que el payaso psicópata de seguro causará. Batman no tiene intención de explicarse ante Punisher, pero sabe que debe detenerlo, así que le dice a Joker que corra por su vida.
El clímax del encuentro llega con un puñetazo de Punisher a Batman, un golpe que el encapotado permitió al saber que el hombre del cráneo en el pecho tiene algo de razón en su frustración, pero solamente un golpe. Cuando Punisher se lanza nuevamente contra Batman, este lo elude con un movimiento fugaz y le aconseja que abandone su ciudad si no quiere terminar en la prisión Blackgate o el asilo Arkham.
Y así Punisher decide abandonar Gotham y volver a Nueva York, una jungla que detesta (pero al menos es una jungla que conoce y considera propia), a la espera del regreso de Jigsaw.
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