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Maus: el trabajo que ganó un Pulitzer y es referencia en el mundo de los cómics

Publicado 19 Oct 2015 – 10:30 AM EDT | Actualizado 14 Mar 2018 – 09:48 AM EDT
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El Holocausto es uno de esos terribles eventos de la historia humana en los que el espíritu de lucha y supervivencia termina inspirando incontables trabajos literarios. Uno de los mejores ejemplos es Maus, la obra cumbre del ilustrados y escritos de Art Spiegelman, publicada en la década de los 80. Escrito por un sobreviviente de segunda generación, Maus fusiona en sus paneles los terribles hechos del Holocausto con la lucha posterior de los judíos norteamericanos por entender la brutalidad a la que fueron sometidos durante la Segunda Guerra Mundial.

Como muchos de los productos culturales hechos por sobrevivientes de segunda generación, Spiegelman utiliza mucho dentro de Maus el recurso de los recuerdos de su padre, un judío europeo que fue testigo de primera mano de los horrores de la Segunda Guerra Mundial, y los abusos que sufren los judíos en los campos de concentración. Antes de la aparición de Maus, el uso de la novela gráfica para relatar eventos tan importantes en nuestra historia era algo poco común.

Al principio de la historia el conflicto es uno más generacional que histórico: intentando rescatar anécdotas de la memoria de Vladek, su padre, Art se encuentra con una inesperada resistencia inicial: al parecer ninguno de los 2 logra reconciliar sus narrativas personales con el gran plano histórico. El primer número cierra con una lapidaria frase de Vladek en la que asegura que nadie puede entender realmente lo que sucede.

Para facilitar precisamente eso, el entendimiento de la experiencia humana, Art decide ilustrar el Holocausto en un universo habitado por animales antropomorfos, reflejando en la especie lo que fue la experiencia de cada una de las nacionalidades involucradas en la guerra. Los más importantes, alemanes y judíos, son representados como gatos y ratones, respectivamente. Como son enemigos naturales, en su conflicto no hay nada racional, y refleja el testimonio histórico de que para los Nazis no había nada malo en la eliminación sistemática de toda una raza. Por su parte, el resto de los involucrados se reparten los perros y las ranas como su apariencia ilustrada.

El nivel de seriedad y compromiso histórico que se siente en las páginas de Maus, lo hacen merecedor de un premio Pulitzer en 1992, un galardón que, hasta ese momento, estaba reservado para trabajos literarios mucho más convencionales. Con esta victoria, la novela gráfica como formato literario adquiere un respeto que no se conocía hasta el momento, y le abre las puertas a esta industria para abordar, con mucha más tranquilidad, temas académicos. Aunque no fue la primera en hacerlo, Maus termina de sacar al cómic de su nicho de historias fantásticas de héroes con poderes sobrehumanos, y lo trae al terreno de la no ficción. Hoy en día son cientas las novelas gráficas publicadas todos los años, y muchas de ellas no tienen miedo de contar historias mucho más profundas y relevantes para la sociedad.

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