Este fue el cómic que le cambió la vida a Stan Lee gracias a su amada Joan

Stan Lee murió a los 95 años como consecuencia de una neumonía, dejando un enorme vacío en nuestros corazones geek. Esto ocurrió un año después de que el amor de su vida, Joan, también dejara este plano terrenal.

Aunque a Stan se le da casi todo el crédito por sus fantásticos personajes, Joan fue una de las mentes maestras detrás del fantástico mundo de Marvel Comics.

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Lee reveló en diversas entrevistas que ella fue su mayor apoyo para crear a algunos de los más grandes y famosos superhéroes de la historia.

En una entrevista con Joe Quesada, editor en jefe de Marvel Comics, Stan aseguró que estaba cansado de trabajar con Marvel Comics, pues sus editores le pidieron que debía enfocarse en escenas de batallas porque eso era lo único que le interesaba a los lectores.

Justo cuando Stan estaba a punto de renunciar, habló con Joan al respecto y ella le dio «el mejor consejo del mundo»:

«¿Por qué no haces un libro como quieres hacerlo, lo peor que podría pasar es que te despidan y de todos modos ya quieres renunciar. Al menos lo sacarías de tu sistema. Así hice The Fantastic 4, que era el tipo de historia con la que deseaba trabajar, no todo eran batallas, cada personaje tenía su personalidad propia».

Stan asegura que cuando llegó la proyección de ventas, su editor le dijo que le diera más historias como esas. Las ventas habían sido "fantásticas".

«Si no hubiera sido por Joannie, no estaría aquí. Estaría afuera pidiendo limosna».

La otra mente maestra detrás de este giro que cambió la historia de los cómics fue Jack Kirb, con quien creó el Marvel Method, que involucraba a un guionista y un dibujante.

El guionista (Stan) creaba una sinopsis y agregaba texto a las burbujas de diálogo mientras que el dibujante (Kirby) hacía los diseños y entregaba el cómic en el formato que conocemos.

Este método se convirtió en el estándar luego del primer año en que Kirby y Lee lo iniciaran.

¿Qué te parece? ¿Conocías este detalle sobre Stan y Joan? Tal vez nunca hubiéramos conocido sin ese gran consejo.

Estos artículos harían que Stan gritara: ¡Excélsior!