Una pregunta que siempre nos hemos hecho los fanáticos del cómic es cómo un personaje con el poder y la resistencia física de Superman podría desempeñarse sexualmente sin, digamos, matar a nadie en el intento. En 1987, John Byrne revivió esta inquietud con un número que toca de cerca la intimidad sexual del Hombre de Acero, de forma bastante ridícula por cierto.
El día que Superman fue actor porno


¿Cómo llegamos a esto?
La historia gira en torno a Sleez y un elaborado plan para financiar un ejército a base de ventas de videos para adultos. Pero no se trata de cualquier tipo de video, sino uno que muestra al mismísimo Superman teniendo relaciones con Big Barda, quizás una de las pocas supermujeres que puede relacionarse con el Hombre de Acero de esa manera sin sufrir daños.

¿Pero cómo Superman puede prestarse a semejante empresa? Es claro que, a medida que pasamos las páginas, notamos que algo no está del todo bien, digo, además del rodaje porno y eso. Parece que Sleez se las ha ingeniado para controlar mentalmente al Hombre de Acero y a Big Barda.

¿Puedes imaginar otro resultado que no sea el de Superman rompiendo la hipnosis y dándole su merecido a Sleez?
El número de Action Comics #593 pasó a la historia por mostrar esas hilarantes viñetas con Biga Barda, volviéndose un número imprescindible para cualquier coleccionista.
¿Habías leído este cómic?









