Hace tres décadas el mundo se convulsionó con una de las mayores catátrofes de nuestros tiempos, la explosión del reactor 4 de la central nuclear Vladimir llich Lenin. Se conoció mundialmente como el desastre de Chernobyl.
¿Podría ser segura la zona contaminada de Chernobyl? Este es el nuevo proyecto para lograrlo

Solo en el momento de la tragedia, allá por abril de 1986, los devastadores efectos de la radiación acabaron de inmediato con la vida de 30 personas y todas las aldeas de los alrededores se tuvieron que evacuar con suma rapidez. Apenas un mes después, un grupo de valientes obreros ucranianos arriesgaban sus vidas comenzando la peligrosa construcción de una tumba de hormigón que enterraría para siempre la fuente de toda la nociva radiación.
No obstante, aquella construcción que tapó los restos del reactor no supuso una solución definitiva ni mucho menos, puesto que 30 años después la vida sigue siendo imposible en un radio de 30 km alrededor del punto cero, debido a los altos índices de radiación.
Lo que si queda claro es que la acción de los valientes obreros evitó un mal mucho mayor y ha contenido la radiación en esta zona disminuyendo el índice y acotando la zona. Aún así nadie regresó jamás a los pueblos limítrofes.
Pero ahora todo podría cambiar gracias a un proyecto que se está llevando a cabo para acabar definitivamente con la amenaza de Chernobyl. El consorcio francés Novarka, es el encargado de esta nueva obra de la ingeniería que pretende construir una segunda cubierta que entierre la fuente de radiación.

El proyecto se basa en la fabricación de la que se considera la mayor estructura móvil jamás construida. Móvil puesto que después de su finalización se transportará hasta la zona de la catástrofe, donde se colocará sobre la primera cubierta de hormigón y se sellará para siempre, protegiendo así la primera cubierta que constaba de un peligroso historial de desperfectos y además evitando por doble partido la salida de la mortal radicación.
La cubierta con forma de arco tiene una envergadura de 260 metros por 110 de altura. Es de acero y se espera que podrá soportar si dificultad las duras condiciones atmosféricas del frío invierno eslavo.
Y aunque este mega obra de la ingeniería está costando cientos de millones de euros, se esperá que será la solución definitiva que podría salvar a ser humano de las mortíferas toneladas de material radiactivo que esconde el subsuelo. Al menos durante los próximos 100 años. Esperemos que así sea mientras se haya una solución verdaderamente definitiva.