Perforarse con pistola: una mala idea
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Hay una serie de mitos referidos a las perforaciones que son necesarios aclarar. Uno de los más importantes (y peligrosos si no se tiene en cuenta) es el mito de que es mejor perforarse con una pistola. Pero hay muchas razones para dejar de lado esta idea. Incluso se ha dicho que habría que prohibir la pistola perforadora.
Contrariamente a lo que muchos piensan, el piercing reaizado con una pistola no duele menos que el realizado por una aguja. La pistola coloca el piercing a la fuerza sobre el tejido o el cartílago, lo que es una forma poco cuidadosa y muy abrupta de hacer el agujero.
El aparato no es limpio ni seguro. Lógicamente, los fabricantes de estas pistolas dicen lo contrario. Pero debe ser bien esterilizada previamente, entre perforación y perforación, para que así lo sea. Y esto no ocurre, ya que generalmente se hacen muchas intervenciones sin esterilizar la máquina.
Con la pistola se terminan compartiendo gérmenes entre las personas perforadas. Sin embargo, las agujas se utilizan para una sola persona (en los sitios adecuados, obvio). Los lugares profesionales jamás utilizarían una pistola para perforar la piel.
Es bueno saber que estas pistolas originalmente se utilizaron para marcar ganado, diseñadas por lo tanto solamente para perforar el lóbulo de la oreja de vacas y ovejas.
De ninguna manera hay que pensar que uno se puede perforar la lengua ni cejas ni cualquier otro sitio fuera del tradicional (si bien ya dijimos que ni siquiera conviene hacerlo en los lóbulos), ya que también causa problemas con la cicatrización.
Los pendientes que se incrustan con este tipo de máquinas tienen un diseño inapropiado, incluso para los lóbulos.
El pendiente que colocan estas pistolas es muy corto como para permitir la inflamación y además se hace muy difícil su limpieza, acumulando mugre incluso dentro de la cicatrización.
Por lo tanto, además de antihigiénica, la pistola puede causar infecciones, problemas de cicatrización y hasta encarnación de la herida.
Vía | Enol