Mira cómo este erizo se entrega al éxtasis cuando recibe un profundo masaje

Hana es de Japón y es un erizo. Como cualquier pequeño animal, lleva una vida extenuante y depende de nosotros darle la atención y el alivio que se merece y necesita. En este caso, Hana estaba precisando una visita al spa (incluida la manicuría y pedicuría, claro está) y sus gestos demuestran lo agradecida que se encuentra.

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La tierna criatura se sumerge en un estado de consciencia alternativo, invadida por la frecuencia zen que emanan esos enormes dedos humanos que la acarician.

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Mira de cerca cada expresión del  extasiado erizo mientras una mano gigante viene del más allá a darle el más relajante masaje. Sus patitas se elevan y las articulaciones se sueltan, el erizo está en trance, cierra los ojos y comienza a sonreír. Sí, ese es el lugar, ahí mismo está acumulada la tensión.