Las subculturas de los tatuajes: los punk

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Toda subcultura se define en relación a la cultura dominante de la que forma parte, e intenta desligarse de ella a través de costumbres, actitudes, o gustos que no solo los diferencien sino que además sirvan como rasgos identitarios de la subcultura a la que pertenecen y marquen una estética y una ética características

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Con la popularización de los tatuajes en la cultura occidental, su amplio espectro de posibilidades y su potencial como una marca de identidad personal, muchas subculturas adoptaron los tatuajes en general, o un determinado tipo de tatuaje, como forma de identificación

Ahora vamos a ver una subcultura en particular que se expandió rápidamente en todo el mundo, tuvo mucha influencia y numerosas ramificaciones e hizo un uso distintivo de los tatuajes: la subcultura punk.

Origen de los punk

Esta subcultura nació a mediados de la década de 1970 principalmente localizada en grandes ciudades de países como los Estados Unidos y el Reino Unido. 

Luego de lo que se consideró un fracaso de las ideas de amor y pacifismo hippies de los 60, y de algunos años en los que la experimentación psicodélica contribuyó a reivindicar la individualidad, movimientos ideológicos más complejos y diversos fueron surgiendo. De esta manera, la subcultura punk englobó a diferentes ideologías y adoptó distintas formas de expresión, aunque en general se caracterizó por la defensa de la libertad individual y las ideas anti-establishment. 

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De las diferentes formas de expresión adoptadas por el punk, la más importante e influyente fue el punk rock, una expresión musical llena de ruido y energía, y caracterizada más por un alto contenido expresivo en las letras y en la simpleza de su música que por su virtuosismo. Las principales bandas de punk rock de Estados Unidos y el Reino Unido, como los Ramones, Sex Pistols y The Clash, fueron el principal motor que expandió esta subcultura y sus rasgos ideológicos y estéticos a nivel global.

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Estética punk

La estética punk es algo que todos podemos reconocer perfectamente hoy en día. Sus rasgos principales, aunque varían también de acuerdo a las distintas ramificaciones dentro del propio punk, son en la vestimenta, que incluye camperas de cuero, botas de estilo militar o las clásicas zapatillas de lona, jeans gastados o rotos, y la inclusión de adornos como tachas, alfileres o ganchos; en el peinado, generalmente una cresta o la cabeza rapada; y las modificaciones en el cuerpo, tales como tatuajes y piercings.

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Los tatuajes marcaron para el punk en principio una diferenciación en sí mismos: cuando todavía no eran populares y tener un tatuaje era visto como algo extraño o peligroso significaba en efecto una forma de alejarse de lo establecido en la sociedad. 

Pero a medida que se fue extendiendo la costumbre de tatuarse dentro de la subcultura punk, los diseños y motivos fueron marcando una estética propia, con extensos tatuajes que ocupaban gran parte del cuerpo, generalmente coloridos y en lugares muy visibles como la cabeza o la cara, y con numerosos símbolos con cierta connotación violenta que representaban la rebeldía e inconformidad: calaveras, demonios, textos breves y desafiantes, diseños tribales, animales salvajes, ojos, u otros menos sugerentes pero igual de simbólicos como logos de bandas o íconos del punk rock. 

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En un proceso que se repite con muchas de las subculturas existentes, todas las marcas de identidad que alguna vez pertenecieron al punk y a los márgenes de la cultura terminaron siendo comercializadas o adoptadas por la cultura dominante, por eso hoy en día es mucho más difuso el límite entre los tatuajes de alguien que pertenece a la subcultura punk y alguien que no.