Hay héroes en las masacres en centros educativos y nos hacen recuperar la fe en la humanidad

Cuando una tragedia se desata en un campus universitario, un liceo o un trabajo, todos enseguida pensamos que la violencia no perdona ningún espacio ni respeta actividad alguna. Estos eventos se caracterizan por carecer de provocación: alguien desequilibrado y muy fuera de quicio actúa de forma aislada y arremete contra sus pares, sin discriminar. Muchas veces, el autor del atentado muere en el proceso, ya sea herido por la policía o por su propia mano.

PUBLICIDAD

Sin embargo, eventos tan dolorosos e incomprensibles como estos nos muestran que algunas personas hacen todo por proteger a sus semejantes. Estos son los héroes. En el pasado atentado en Oregon, en Umpqua Community College el jueves de mañana, Chris Mintz fue herido de bala siete veces mientras hacía sonar alarmas de incendio, corría protegiendo alumnos e incluso volvió a entrar a la institución para alertar a sus compañeros de lo que estaba ocurriendo. Las heridas no afectaron a sus órganos internos y fue llevado enseguida al hospital, donde permanece vivo. Chris es un veterano militar, deportista, tiene 30 años y es padre de familia.

Chris no ha sido el único. El horror de acontecimientos como este, donde los más jóvenes quedan en total vulnerabilidad, genera medidas heróicas en los adultos a cargo. En la masacre de Connecticut en 2012, en Sandy Hook Elementary School, la maestra Victoria Soto murió baleada cuando se interpuso entre el asesino y sus alumnos, a quienes les salvó la vida. En ese mismo episodio que cobró la vida de más de 20 niños, la maestra de música Maryrose Kristopik se escondió en un closet con sus estudiantes para protegerlos. Se mantuvieron ahí mientras el asesino acechaba y gracias a ella sobrevivieron.

En Estados Unidos, la cantidad de armas de fuego es casi igual al número de habitantes, un número exorbitante. Se cree que más armas lleva a más violencia, y Estados Unidos es el país donde estos terribles crímenes son más comunes. Según fuentes oficiales, uno de los mayores lamentos de Obama es no haber podido legislar en su país para aumentar los controles a la posesión de armas. Estos temas son explorados por el documentalista Michael Moore en su film del 2002 Bowling for Columbine y por el realizador Gus Van Sant en Elephant (2003) ambos inspirados por la masacre de Columbine que tuvo lugar en Colorado en 1999, donde dos adolescentes fueron los protagonistas.

Relacionados: