Puede que te suene de la vida, que lo hayas escuchado en alguna clase o que lo hayas leído en un libro de historia. Pero seguramente alguna vez oíste hablar sobre el año sin verano.
El año sin verano y su influencia en el mundo de las artes


En 1815, precisamente en el mes de abril, la erupción del volcán de Tambora en la actual Indonesia llenó el cielo y la atmósfera de cenizas. El clima a lo largo del planeta y por unos años después no volvió a ser el mismo. Y a consecuencia del volcán y de otras causas que no se confirmaron del todo (como la caída en la actividad solar), el año 1816 (cuando la densidad era mayor) se convirtió en el último año sin verano desde 1258.
Hambruna causada por heladas que mataron cosechas en fechas no pensadas, temperaturas extremadamente bajas que mantenían chimeneas encendidas en épocas en las que el sol hubiera bastado, y más consecuencias terribles para la sociedad de ese entonces, pero que también dieron lugar a maravillosas obras de arte que llegan hasta nuestros días.
El verano convertido en invierno y su oscuridad fue musa de literatura, de lienzos y de música. ¡He aquí algunos ejemplos!
Frankenstein (1818) de Mary Shelley

Las lluvias de abril y mayo de 1816 arruinaron los planes de días al aire libre de aquella época, y había que matar el tiempo.
Con ese propósito, y reunidos en la residencia suiza Villa Diodati junto al lago Lemán, Mary Shelly, Percy Shelly, Lord Byron, Claire Clairmont y John Polidori contaban y leían historias para entretenerse, y llevados por lo lúgubre del clima y de aquella casa rodeada de árboles altos, terminaban siempre en relatos de terror.
Esa atmósfera, las tensiones de convivencia y el tiempo libre y de encierro inspiraron a Mary Shelly a escribir su historia más conocida: Frankenstein o el moderno prometeo.
El vampiro (1819) de Polidori

En aquellas mismas reuniones, hubo un episodio muy particular: cuando Lord Byron estaba leyendo el poema Christabel, Percy Shelly salió despavorido de la habitación donde todos se encontraban. De esa experiencia surgió años más tarde El vampiro (1819) de John Polidori.
A la amada lejana (1816), Beethoven
Por esa misma época el compositor romántico más recordado pasaba por momentos nebulosos en su propia vida personal. Y aunque podría decirse que fue un período de poca creación, el 1816 fue también el año en el que Beethoven compuso su único ciclo de canciones y, se cree hasta ahora, que fue el primero en la historia de la música.
Las composiciones del genio que conformaron el ciclo de canciones pintaban una atmósfera tan oscura y brumosa como la que se vivía en la realidad.
Chichester Canal (1828) de Joseph M. William Turner

El artista británico Joseph William Turnes, cuya especialidad eran los paisajes, pintó en 1828 el canal de Chichester. El pintor se inspiró en la atmósfera y los colores provocados por las cenizas del año sin verano, como podemos apreciar en el cielo.
Claro que no solo fueron estas las creaciones artísticas que salieron a la luz gracias al año sin verano, pero son, sin duda, las más representativas y recordadas.
¿Qué otras obras maestras conoces que se hayan inspirado en el clima de 1816?
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