Æon Flux: volvamos a la vanguardista serie de ciencia ficción de MTV

Ciencia ficción, surrealismo y poco de influencia del anime, Æon Flux se convirtió en una serie animada de culto.

La historia dibuja un futuro controlado por un grupo selecto que busca manipular a quienes intentan sobrevivir. Otro elemento llamativo, es la relación compleja entre los personajes principales quienes se mueven constantemente entre el amor y el odio.

Las dos fuerzas                    

Trevor Goodchild es un hombre ambicioso que desea tener el poder absoluto de Bregna. Secuestra el actual líder y le hace quedar como un asesino despiadado, él, para fortuna de su país, está dispuesto a tomar las riendas y encausar a la sociedad para hacerla espléndida y única.

Paralelamente, una agente secreta del país vecino, percibe lo que sucede y queda inmersa en un conflicto complejo e intricado. Æon Flux, con una investidura casi inspirada en el BDSM, habilidades acrobáticas y un extenso conocimiento en armamento, se filtra en los planes del ambicioso Trevor.

La serie dibuja un futuro distópico donde el control sobre las vidas y decisiones ajenas para una “sociedad libre” están a la orden del día. Es tal la determinación de Trevor Goodchild que manipula y convence para construir una imagen de hombre benevolente, piadoso y pacífico.  

Es aquí en donde comienza una dinámica particular: La relación entre Trevor y Æon. Una relación que se mueve en los límites del amor, el odio y los matices que hay en medio. Son enemigos, amantes y, en ocasiones, aliados.

Por lo tanto, no sólo se habla de tecnologías alucinantes y de un futuro que no suena tan lejano de la realidad, también puede considerarse como una historia de amor adictiva y poco convencional.

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Sobre estilos e influencias

La serie está compuesta por tres temporadas, las cuales hay 16 capítulos más seis cortos animados fascinantes e intrincados.

Si bien uno de los puntos fuertes es el amor-odio entre Trevor y Æon, también confluyen los conflictos socioculturales, ingenierías espectaculares y complejas relaciones de poder. Además, hay más elementos simbólicos y en los cuales hay que poner atención.

Las figuras largas, flexibles y la estética visual son creaciones de  Peter Chung, cerebro detrás de  Æon Flux , quien antes participara en Rugrats.

Gracias a las limitaciones de los personajes, Chung decide elaborar una historia compleja y oscura que toma ciencia ficción, sexo, violencia y fetichismo. Inclusive, el propio traje de Æon es un guiño a la indumentaria BDSM.

Por otro lado, el uso del  recurso de los diálogos es escaso, (especialmente en las dos primeras temporadas) ya que el protagonismo es la secuencia de la historia a la que se le suma los efectos de expresiones y la música con dejos vanguardistas.

Otro hecho curioso son las muertes violentas que sufre Æon al término de los cortos animados, la razón se debe a que su creador, buscaba finalizar la serie aunque el personaje volvía o era sustituido por un clon.

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Uno de los mejores episodios, Tide, es una pequeña muestra de la genialidad de esta producción… Y deja bien claro que no es historia fácil de digerir: