Anoche, guiado por motivos puramente sentimentales, me decidí a ver Miel de Naranjas, la última película de un Imanol Uribe del que hacía casi un lustro que no sabíamos nada.
Reseña de Miel de Naranjas, de Imanol Uribe

Resulta que la película está rodada en mi ciudad natal, Jerez de la Frontera, con algunos amigos en el reparto y los barrios más cercanos a mi casa como campo de acción. Comprenderán que me sintiera obligado a ver esta película, aunque fuera un relato más de la posguerra española.
Y es que ese es uno de los principales escollos de la película, luchar contra el estereotipo de película histórica, mil veces repetida, sobre el sufrimiento de los marginados en la guerra. Hemos visto demasiadas cintas enmarcadas en la posguerra, tantas que ya provocan el hartazgo en el cinéfilo hispano, pero que quizás en otros lares no resulte tan indigesto.
Una trama de espionaje
En plena época franquista, los republicanos infiltrados en la guardia civil española adquieren un nuevo cómplice, Enrique, un militar con trabajo de oficina que sirve a uno de los grandes jefes del ejército. Este va descubriendo las infinitas atrocidades que comete el bando franquista y poco a poco se convence de que el camino correcto es la lucha clandestina. Hablamos de un relato de espías, donde militares, bandoleros republicanos y paisanos se mezclan entre si, creando una atmósfera de confusión y dudas.
Nos narra a su vez la historia de amor entre Enrique y Carmen, aunque Uribe lo haga torpemente sin que sepamos bien cómo surge este o notemos sentimientos más profundos. Sin duda, es la parte más hueca y gratuita del film, la de este romance inverosímil. Y en este sentido, tiene mucha responsabilidad Iban Garate, un actor bastante inexpresivo que no consigue congeniar con Blanca Suarez en ningún momento. Responsabilidad del casting, imagino.
Un thriller dramático andaluz
Miel de Naranjas combina de forma eficiente el drama y el thriller, incluso tiene pinceladas propias del género romántico. Pero ante todo es una película que muestra una factura casi teatral, que ahorra en espacios todo lo que puede (salvo las canteras, tiene pocos escenarios de grandes dimensiones) y que ahoga al espectador en esas habitaciones lúgubres y vetustas.
Uribe consigue cierto desasosiego pero la verdad es que todo resulta previsible en el porvenir de Enrique. A su favor, una buena ambientación, enmarcada en la Andalucía rural de aquellos tiempos, y la gran selección de actores (Karra Elejalde, Ángela Molina y José Manuel Poga están estupendos). En contra, la sensación de que todo es de cartón piedra y en cualquier momento puede caerse un decorado, ese molesto parecido con Amar En Tiempos Revueltos.

En resumen, una película bienintencionada pero fallida. Está claro que Uribe buscó potenciar el thriller, en detrimento del costumbrismo añejo, ese que tanto hemos sufrido en este tipo de cintas españolas. Lo conseguiría quizás con mejores medios -mayor número de localizaciones- y una pareja protagonista con más feeling.
En cualquier caso, Miel de Naranjas es un producto honesto que cumple su función de entretener al espectador, aunque queda en el aire esa sensación de que podría alcanzar cotas más altas.
Y ustedes, lectores, ¿qué opinan de este género cinematográfico de las guerras civiles? ¿les gustó Miel De Naranjas? ¿Están de acuerdo con nuestra crítica?









